Tormenta de Fuego
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capitulo 5: revelando las sombras

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Mensaje por Jinn de helios Sáb Ene 31, 2009 8:57 pm

A las 4 de la tarde de ese dia, Karen y Jinn habían salido a buscar una solución para el problema que el tenía, ella sabia varios hechizos y cosas por el estilo, pero ignoraba como sacar a un demonio del cuerpo de un humano. Estaban por supuesto en un lugar en el que ninguna persona les vería si se presentaba algo inesperado (como un monstruo de tres metros)
-no es algo natural- dijo Karen, mientras tomaba el helado que Jinn le ofrecía- los demonios no entran en el cuerpo de los humanos porque su energía es muy débil, pero si hay un demonio dentro de ti, es porque tu energía es mas fuerte que la de un humano común.
Jinn la miro con algo de incredulidad y dijo- bueno, tú debes saber algo sobre este demonio en específico y como vencerlo, ¿no es asi?- Karen miró al cielo, reflexionando la pregunta- lo se todo de el, excepto como vencerlo, ha sido mi rival desde el tiempo de las guerras santas.
Jinn sabia de que hablaba, el tiempo en que los ángeles y los demonios peleaban por el dominio de la tierra, antes de que los límites fueran establecidos, compartía algo del conocimiento del demonio.
Karen siguió- Jinn Keylix es un general demonio de 700 años de edad que peleaba junto con todo su ejercito para tener el control de esta área, recuerdo que era muy despiadado, sacrificaba a sus tropas mas débiles para que los mejores tuvieran una mayor oportunidad para atacar, eso al final le llevó a la derrota, pues su ejercito se redujo a una pequeña tropa de guerreros excepcionales, pero al pelear con ellos, mi ejercito los superaba en numero, tratamos de rastrear a Jinn, pero después de muchos años, le perdimos completamente el rastro aquí.- Jinn oía con atención, tratando de encontrar una clave para terminar con la pesadilla que le había atormentado desde…
Karen detectó la melancolía en los pensamientos de Jinn, y decidió preguntarle que es lo que le ocurría.
-parece que siempre estuve destinado a sufrir a causa de los demonios- dijo Jinn, mientras la tristeza se apoderaba de sus ojos cafés- mis padres eran doctores, en ese tiempo yo tenía un nombre, que desapareció el dia que este demonio me poseyó, y tuve que tomar el suyo, justo ese dia…
Jinn hizo una larga pausa, Karen no sabía que hacer, pues parecía algo muy difícil de recordar- ese dia, mis padres fueron asesinados por un demonio llamado Marcus, no sabia que hacer, estaba asustado, y esa voz… que estaba en mi cabeza…
Jinn no pudo continuar, pues nunca le había gustado que le vieran llorar, y sabía bien cuando detenerse para evitar el llanto, esperó un momento y preguntó-creo que todavía no sé cual es tu verdadero nombre.
¿Cómo sabes que ese no es mi nombre?- cuestionó Karen, y el chico respondió- me lo dijo el.
Karen solo pudo dudar un poco si decírselo, pero solo un momento antes de decirle- Lantha. Y entonces siguieron con lo suyo, tratando de encontrar como erradicar al demonio Jinn.
Mientras tanto, Arnes estaba en el parque frente a su apartamento (cubierto tras la parte donde los arboles se juntaban mas) tratando de hacer que esas espadas invisibles que le salvaron la vida aparecieran de nuevo, con una nueva serie de gestos y movimientos para tenerlas de nuevo en sus manos.
¡Vamos! ¿¡Que tengo que hacer para conseguir unas miserables espadas!?- Arnes empezaba a pensar que aquello que sucedió en la azotea del edificio había sido o suerte o el hecho de que su vida había estado en verdadero peligro. Pero el no se rendiría, nunca lo hacia así que siguió tratando por unas cuantas horas.
En esos momentos, Corbek Keidis, el demonio enviado a cazar a tres objetivos aparentemente indefensos se sentía completamente confundido.
-no lo comprendo, ninguno de los dos con los que peleé eran ordinarios, no pude ganarles, y el tercero… creí que estaba acabado con ese demonio que le envié, pero resultó ser otro demonio poderoso ¿Por qué no puedo derrotarlos?
Keidis estaba sumido en sus pensamientos y entonces escucho una voz que hacia temblar a los más fuertes demonios en el inframundo, una voz profunda, burlona y sarcástica, que le decía:
-no seas idiota, ¿no me digas que aún no sabes el verdadero objetivo de tu misión?- Keidis lo escuchaba, con la sorpresa y el temor que solo el dueño de esa voz inspiraba en los demás- ¿que raro no? Que te envíen a cazar no solo ángeles como es comúnmente, sino a tu propia raza, y aún mas, demonios que son mas antiguos y fuertes que tú.
Keidis se estaba desesperando, buscaba con la mirada al demonio que le hablaba, pero no estaba seguro de querer verlo.
-Aquí estoy- Keidis se volteó y miro las llamas mas siniestras que había visto en los ojos de un demonio, unos ojos felinos y suspicaces, piel como la de un tigre, una mascara azul que cubría la mitad de su cara, de su cintura colgaba una espada y una bolsa que despedía una extraña energía, tenia una vestimenta que lo cubría todo excepto sus brazos, de una tela azul, cabello rubio y una cola que se movía como la de un gato.
¿Qué te pasa? ¿Te comió la lengua el minino? ¿O es que no sabes quien soy? Mal niño, estudia mas tus libros de historia- dijo sarcástico el demonio, Keidis solo atinó a decir un nombre.
Feline Pantaro- dijo el, Feline río y dijo- vaya, vaya, denle un premio al inutil.
Keidis no lo soportaba, sabía a la perfección quien era, un demonio tan antiguo, que para mantener el equilibrio se le asignó el puesto de guardián de las 13 puertas, además de ser el asesino de más confianza de Lucifer.
¿De que estas hablando? Es obvio que ellos nos traicionaron, por eso…- por eso estas en un error- dijo Feline moviendo la cola en señal de negación- ¿no te das cuenta de que eres solo un peón en el juego de Lucifer? Un juego que pone en peligro el equilibrio de las más antiguas restricciones, que estan ahí para que nuestra existencia siga.
¡Esas restricciones vienen del reino celestial, no son más que obstáculos para lograr nuestra libertad! ¡Crees que tenemos que obedecer las reglas que nos pone nuestro mayor enemigo! ¡Entonces tu también eres un traidor!- le replicó Keidis, al tiempo que desenfundaba su espada y se lanzaba contra Feline, quien con rapidez gatuna desenvainó su espada y le repelió.-eres un idiota, si me enfrentas terminaras perdiendo y lo sabes, además, todo lo que existe fue creado por el amo del reino celestial, y así mismo puede ser destruido si no se siguen las restricciones.- Keidis le atacaba con todo lo que tenia, pero el demonio no tenia problemas para evadirlo. - ¡Destello Plateado!- la técnica de Keidis iba directo hacia Feline, pero el levantó una mano y la detuvo. -¿no te das cuenta? Lucifer solo te usó, el nunca esperaba que tu sobrevivieras, el quería que te mataras junto con alguno de ellos, para que la antigua profecía no se cumpla.
¿Qué profecía?- le cuestionó Keidis, desesperado por lo que parecía ser sabido por todos excepto por el, Feline continuó- me molesta lo poco que sabes de los planes de Lucifer, eres un ignorante, si no fueras importante para los acontecimientos en el futuro, te mataría por imbécil.
-¿de que hablas? ¿Qué acontecimientos?- dijo Keidis- la guerra- le dijo Feline- una guerra que debe desatarse solo cuando la humanidad haya elegido su camino. La última guerra santa.
Keidis supo de lo que hablaba, escrito en piedra, la guerra que se desataría al final de los tiempos: el Apocalipsis.
¡¿Qué?! ¡¿Entonces ya llegó la hora de la última guerra!?- dijo sorprendido Keidis, pero el demonio le dijo-¿no me estas oyendo? justo por eso me encantaría matarte, ¿no sabes nada de la profecía de los cinco guardianes?
Eso era mas sorprendente aún, Keidis estaba conmocionado, la profecía decía que ángeles y demonios se aliarían para evitar una catástrofe prematura, y por lo que decía este demonio, el era uno de los cinco.
¿Ahora lo entiendes? Lucifer esta adelantando la guerra para atacar el reino de los cielos, pero sus planes están destinados a fracasar, ya que si mata a uno de los guardianes, se romperán las antiguas restricciones y todo lo creado por el cielo será destruido, y si no muere ninguno de ellos, su ataque terminara en fracaso, sin mas repercusión en la tierra, esa es nuestra mejor opción, por eso debes unir a los demás guardianes y detener la guerra que está fuera de tiempo.
Ahora Keidis lo comprendía todo, Feline desapareció sin más, solo su burlona risa de gato que Keidis tanto odiaba, dejándolo pensando como unir a quienes había intentado asesinar.
Mientras tanto, Arnes seguía tratando de conseguir tener sus espadas, cuando se dio cuenta de que era observado por esa chica de ojos azules que había visto por su ventana, Arnes volvió a ponerse rojo.
¡Eh!... ¡ah!... a… aquí no pasa nada, adiós.
Arnes se dio la vuelta para irse, pero en ese momento, una flecha dorada chocó con el árbol delante de el, miró atrás y vio a una criatura con alas y una armadura blancas, de bellos ojos azules, que sacaba otra flecha y le apuntaba.
Esta vez… no fallaré.
Jinn de helios
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