Tormenta de Fuego
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capitulo 7: se buscan heroes

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Mensaje por Jinn de helios Sáb Ene 31, 2009 9:10 pm

Arnes estaba meditando en su casa lo extraña que se había vuelto su vida, ni siquiera se molestó en tomar un libro, fue directo a su cama, y pensó en lo que pasó en aquel pequeño claro solo cubierto con unos cuantos árboles, ¿les había visto alguien?, ¿Quién es Kayleena?, ¿Por qué le sucedió eso que hasta ahora pensaba que solo era perder el conocimiento? La clave de todas estas preguntas era que cuando Arnes consiguió sus espadas nuevamente, su mente estaba consciente por completo, pero su cuerpo hacia lo que quería, y de hecho, parte de su conciencia parecía obedecer a una fuerza oscura, desatando pensamientos de muerte y destrucción con una voz bien conocida para el… la voz que siempre le hablaba antes de tener uno de esos “desmayos”.
Arnes se estaba preguntando si su vida podía volverse más rara.
Mientras tanto, Jinn, Karen y Keidis estaban frente al edificio en el que vivía Arnes, decididos a entrar para dar el primer paso a salvar al mundo.
¿Qué estamos esperando? ¿Por qué no entramos y le decimos…?-empezó Keidis, pero Karen le dijo- ¿¡que le decimos!? “hola, somos un ángel, un demonio y un chico poseído y vinimos a que te unas a nuestro grupo y salvar al mundo de un señor de las sombras demente” ¡no seas idiota!
Pero eso es lo que pasa ¿no?- observó Jinn- no hay otra forma de decirlo ¿o si?
¡Claro que no!, pero no es algo tan simple, no podemos ir con un sujeto que no tiene ningún contacto con el área espiritual y soltárselo todo de golpe- dijo Karen, pero Keidis le replicó- ¡ah! Pero el ha tenido contactos porque… jeje… le mandé un cuervo gigante demoniaco a matarlo, jajajaja.
Los otros dos lo fulminaron con la mirada, Jinn dijo- ¡nos lo pudiste haber dicho antes, en lugar de hacer que nos quedáramos aquí como idiotas por media hora, vamos allí arriba!
Los tres subieron al tercer piso y tocaron una puerta… de la que salió una ancianita y los golpeó con su bastón, luego se dieron cuenta de que contaron mal los cuartos y se pusieron a buscar el de Arnes, y cuando lo encontraron (los contaron 2 veces), tocaron a la puerta y Arnes abrió.
El miró al trío que estaba en su puerta, y parecía que lo tomaría con filosofía (lo que había vivido hasta ahora lo tenía con los nervios de punta y hasta con ganas de hablar con alguien)… hasta que vio los ojos rojos de Keidis… y les cerró la puerta en la cara…
¿Y ahora que? – Dijo Jinn- permíteme- se adelantó Keidis y golpeó la puerta, derribándola.
Arnes se volteó, primero enojado por que le molestaran y probablemente trataran de matarlo… otra vez… y luego desconcertado por que los otros dos eran bastante normales… o… por lo menos así se veían.
¿Quiénes son ustedes?- exigió saber Arnes, haciendo uso de su frialdad natural- ya me he enfrentado a mas de su clase.
No vinimos a pelear- se explicó Karen- vinimos a decirte algo que pone en peligro el destino del mundo.
Arnes no estaba completamente seguro de creer en lo que le decían (aunque sería la tercera vez que los acontecimientos le dicen lo mismo), primero, por que eso de salvar al mundo era tal vez demasiado exagerado, su vida se había vuelto inusual, pero no había que exagerar demasiado, y segundo, por la extraña mezcla de sensaciones que le provocaban estos sujetos: el que había derribado su puerta tenía una esencia claramente maligna, la chica despedía un aura que curiosamente le causaba tranquilidad de espíritu, y el otro… bueno, por fuera se veía normal, pero en su interior era como la noche misma… por lo menos eso sintió el.
Lo siento, pero todo esto es ya muy raro sin que tres dementes me vengan con cuentos heroicos y tiren la puerta de mi casa, ahora pónganla en su lugar y salgan de aquí.- les ordenó Arnes, no sin provocar el enojo de Karen- obviamente no entiendes lo que estamos diciendo, ¡este-mundo-está-en-peligro! ¡Eso te incluye a ti!
¡Perdona, pero yo no recuerdo haber elegido ser alguna clase de héroe! ¡Yo solo trato de mantenerme vivo después de que dos fenómenos ya me atacaron!-dijo Arnes, enojado, pero manteniendo la frialdad que le caracterizaba.
Jinn iba a tomar cartas en el asunto, pero en ese momento, se escucharon gritos que venían desde afuera. Todos miraron por la ventana y vieron algo, inusual para unos, muy familiar para otros.
¡Una puerta infernal!- dijo Karen, sorprendida. Keidis también la reconoció, pero los otros dos nunca habían visto algo parecido, era como un agujero en el suelo, pero despedía una energía maligna y el olor del humo, además de que de ella salían montones de cuervos como el que Arnes había enfrentado.
Con lo que me costó derribar al primero- se quejó- no nos vamos a quedar aquí- resolvió Jinn- ¡vamos!
Todos salieron y se encontraron con una verdadera masacre, la sangre y los cuerpos mutilados se extendían por todo el parque y esos monstruos volaban como pesadillas por todo el lugar.
Claro que no se detuvieron a mirar el paisaje, todos, menos Arnes, se lanzaron al ataque, ya que el no tenía ni idea de cómo activar sus poderes.
¡Fuego Celeste!- varias columnas de fuego cayeron del cielo, carbonizando a los demonios frente a Jinn, mientras Karen se las arreglaba para eliminar a todos los
cuervos que veía con su alabarda.
¡Tormenta de Acero!- Keidis movió su espada plateada a velocidad cegadora, haciendo pedazos a sus contrincantes, para después envainarla y sacar un par de raras pistolas con balas explosivas.
¡Son demasiados!- exclamó Jinn, mientras cercenaba la cabeza de uno de esos monstruos que pasó demasiado cerca de el- ¡y no podemos dejarlos escapar!
Y así era, mantenerlos en un área tan pequeña como la del parque requería un esfuerzo extra, un esfuerzo que tomaba la mitad de sus energías, una labor muy extenuante.
Mientras tanto, Arnes trató de ayudar como podía, lanzándoles piedras a los demonios, o llamando su atención, provocando que se lanzaran en picada, el los esquivaba y se estrellaban contra el suelo.
En esos momentos, Arnes notó la presencia de alguien mas entre el lío que se estaba armando en el parque, alguien que también se enfrentaba a los demonios: la chica de los ojos azules, Kayleena.
Verla ahí le sorprendió, a tal grado que estuvo a punto de morir frente a uno de esos demonios.
Los demás se estaban cansando, los cuervos no eran la gran cosa, pero eran muy rápidos, y ellos perdían energía cada vez que se lanzaban a algún otro lado para evitar que alguno de esos monstruos escapara y no hubiera nadie para controlarlo.
Pero pasaba algo más… Arnes estaba volviendo a tener esas visiones, y entonces sus ojos brillaron con un intenso fulgor llameante, en sus manos aparecieron las dos espadas invisibles. Claro que ninguno de los otros lo notó hasta que pasó volando y descuartizando todo lo que se ponía en su camino, incluso atacando a sus propios aliados, que estuvieron a nada de perder la cabeza por no tener la agilidad que tenían hace unos momentos.
Arnes atacaba todo lo que veía con una risa maniaca, que le erizaba el cabello a quienes la oían, pero que era técnicamente relajante cuando vieron el número de demonios reducirse considerablemente.
Al final, el último cuervo terminó despedazado bajo el filo de la espada de Arnes, pero la tensión no disminuyó, el se encontraba frente a Kayleena, con una sonrisa que reflejaba una demencia total, pero en su mirada (detrás de las llamas en sus ojos) se podía distinguir al verdadero Arnes, atrapado en la conciencia de una bestia indomable.
Esta era la razón por la que los demás no intervenían, Arnes parecía tener una energía inagotable, ya que no se veía ni un poco cansado después del increíble despliegue de habilidad del que había hecho alarde, y ellos no estaban ni cerca de el.
Kayleena también se veía un poco cansada, por lo que cuando Arnes comenzó a atacar, ella tuvo problemas para repelerlo y tomar distancia para contraatacar, pero cuando lo logró, saco tres flechas del carcaj en su espalda, que comenzaron a brillar intensamente y voló sobre Arnes.
¡Estrellas Fugaces!- ella disparó y las tres flechas se multiplicaron creando una tremenda ráfaga de dardos que iban directo sobre Arnes, quien los esquivó con agilidad, y voló para atacar a la chica.
Ese encuentro aéreo no duró mucho, pues en un momento dado, ambos dejaron de atacarse y cayeron al suelo, siendo presas de las visiones de combates pasados, ante la confusión de los demás, que se acercaron a ver que les sucedía a estos rivales mientras ambos regresaban a su forma humana.
Pero algo había cambiado, Arnes no las veía, pero sus espadas seguían ahí, y, según Karen, se veían los contornos de las espadas en ligeros resplandores rojo y azul.
Para cuando dejaron de admirar las espadas (tratando de verlas con claridad por espacio de 15 minutos), Kayleena ya se había ido dejando tras de si una pluma blanca.
Vaya –dijo Jinn mientras la recogía del suelo- eso si es una salida con estilo.
Supongo que ya te diste cuenta ¿no?-le reclamó Karen a Arnes- señor “no elegí ser un héroe”, que esto no es algo que puedas decidir; estamos en medio de la guerra y tu podrías ser quien equilibre la balanza ¿entiendes?
Arnes se levantó, con la sensación de que de hecho jamás había tenido elección al respecto. Miró hacia el parque, teñido casi completamente de rojo, y cubierto de los cadáveres de los demonios y sus victimas, mutilados y despedazados, no era sorpresa que la policía no se hubiera presentado, al ver lo que estaba sucediendo, probablemente se quedaron en sus oficinas temblando bajo sus escritorios.
Muy bien- dijo Arnes- ¿que hay que hacer?
Ese era el núcleo de la situación, ellos solo tenían como certeza encontrar a los otros dos guardianes de la profecía, Arnes era uno y casi era seguro que Kayleena era quien faltaba, solo que sabían que no la encontrarían aunque la buscaran, pero de momento les había ayudado.
Pues de hecho… no tenemos un plan- observó Jinn- pero que preparados están- dijo Arnes, sarcástico.
Supongo que hay que saber con exactitud de que se trata el plan de Lucifer para poder evitarlo- reflexionó Keidis- pero dudo que ese Feline vuelva y nos lo cuente… aunque…
Keidis parecía tener una idea que no le convencía del todo, una que sencillamente debía ser pensada varias veces para comprender todos los eventos que pudieran surgir de ella.
Anda, dilo- le conminó Karen- ¿cual es tu idea?
Sería lo mejor para saber con certeza cuales son las intenciones de Lucifer, pero hay que hacer un peligroso viaje a través de los nueve círculos del reino de las sombras- les dijo Keidis, haciendo un énfasis en lo serio del asunto.
¿Por qué? ¿Que es lo que buscamos?- preguntó Jinn.
Keidis le miró, como si no creyera que no supiera de lo que estaba hablando, luego sacó un pergamino de la bolsa detrás de su espada, lo desenrolló y mostró un dibujo de una especie de artefacto elíptico, que tenía un siniestro diseño.
Buscamos el Ojo del Infierno.
Jinn de helios
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