Tormenta de Fuego
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capitulo 11: el torbellino

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Mensaje por Jinn de helios Sáb Ene 31, 2009 9:16 pm

Antes de que lean este capitulo, tengan a consideración la canción "all nightmare long" de Metallica como soundtrack para el oponente de esta parte.

El viaje de nuevo era sofocante, pero esta vez, estaba acompañado de ese aire áspero al contacto, que se hacía mas fuerte mientras se acercaban, y cuando alcanzaron la luz (lo mas de luz que alcanzaba el lugar), no podían creer lo que veían…
El segundo círculo del infierno era un árido valle, que lanzaba lamentos de almas en pena al aire, increíblemente fuerte a causa de los numerosos tornados que estaban en la zona, arrojando rocas hacia todas direcciones.
Vaya- se dijo Arnes- este lugar no se ve muy aterrador, para ser el infierno.
En cada torbellino reside el alma de algún humano que haya usado el amor para hacer sufrir a su prójimo, ahora sus espíritus viven en el ojo del huracán, el aislamiento eterno- explicó Keidis.
Pues bien, ahora si es aterrador- dijo Jinn, haciendo una mueca- ¿para donde está la siguiente puerta?
Está donde los tornados se reúnen más entre si- respondió Keidis.
La idea de ir a un lugar donde los vientos podían mandarlos a la muerte varios metros en el aire no era acogedora, y además, los demonios que residen en el lugar debían de ser mas poderosos que los primeros, pero a pesar de lo incomodo del lugar, no había mas opción que seguir adelante.
Esperen-dijo Jinn, mirando a una de las rocas que estaban en el camino- tengo una idea
Jinn usó sus espadas de fuego para cortar la roca, hasta conseguir unas estacas de piedra de un metro más o menos.
Lo siento amigo, pero en el infierno no hay vampiros- rio Keidis
Arnes no dijo nada, desenfundó sus katanas e hizo lo mismo, ante la mirada expectante de los demás.
¿Qué se supone que hacen?- les cuestionó Karen, Arnes respondió sin dejar de mirar el camino- podemos usarlas para que los tornados no nos lleven.
Y empezó a caminar hacía la dirección que había señalado Keidis, no antes de que los demás tuvieran también unas estacas en sus manos.
Cuando se acercaron al camino, el sonido del viento era atronador, y los lamentos en el se sentían en la carne, “aislamiento eterno”, algo que enloquecería a cualquiera, en el momento en que Arnes sintió que la fuerza del viento aumentaba, tomó fuertemente una de las estacas y la clavó en el piso, camino un poco y clavó la otra, usándolas como ganchos de alpinista, los demás le imitaron, casi con los ojos cerrados por la cantidad de tierra y polvo que el aire levantaba.
En la tierra, las sospechas de los expertos eran correctas, el cráter Chiexulub estaba liberando una estructura gigante de sus entrañas, lo que causaba desconcierto era lo extraño del objeto, como una montaña nueva o un volcán, le habían hecho una resonancia sónica (en medio del caos, la curiosidad era sin embargo, una de las cosas que no se extinguían), con un aparato que lanzaba ondas de sonido, que al chocar con un objeto, regresaban a un monitor, y le decían a los investigadores lo que había en ese objeto extraño, pero el resultado no era lo que esperaban… en lugar de una piedra solida, o el cráter de un volcán, se encontraron con una montaña que tenía estructuras internas con una sorprendente distribución, como si las hubiera hecho el hombre, pero fuera de eso, no les decía que es lo que aguardaba ahí.
De nuevo en el infierno, los chicos estaban en un viaje fácil, hasta que aparecieron los demonios del lugar, unas criaturas aladas pero con forma humana, que portaban lanzas y sonreían de forma siniestra, Jinn y los demás trataron de atacar a esos monstruos, pero se deslizaban en las corrientes de aire, livianos y sin ningún problema, haciéndolos muy difíciles de golpear.
¡Maldición!- dijo Jinn, mientras lanzaba un relámpago y se aferraba rápidamente a la estaca en el suelo- ¿como nos vamos a deshacer de ellos?
Todos estaban en muchos problemas, lanzando sus ataques y esquivando los de ellos, sus lanzas zumbaban mientras recorrían los fuertes vientos y atacaban con ligereza.
Karen tuvo una idea, y empezó a correr al camino por el que habían venido, indicándoles a los demás que la siguieran, al llegar fuera del alcance de los tornados, los chicos esperaron a los demonios, quienes, sin el fuerte viento al que estaban acostumbrados, cayeron al suelo, dándoles oportunidad de rematarlos.
¡Excelente!- dijo Keidis, pero Arnes le replicó fríamente- no tanto, por que si la única manera de golpearlos es viniendo hacia este lugar, entonces vamos a tener problemas.
Y si, ya que si pasaban por la zona de los torbellinos, seguramente habría mas demonios esperándolos, y pelear con ellos en su elemento era más que un riesgo, sin embargo, rodear les haría perder tiempo, tenían que pasar rápido, ya que en la tierra no se sabía lo que podía suceder.
De repente a Keidis se le ocurrió algo, igual de arriesgado como llegar al infierno.
Podríamos pasar si los transporto al ojo de alguno de estos tornados- sugirió, y la respuesta de sus compañeros no se hizo esperar- ¿Por qué no nos lo habías dicho? ¡Ya estaríamos del otro lado!- le espetó Karen, pero el dijo- por que el ojo contiene un portal hacia algún otro tornado, no sabes donde te arrojará… además, no son comunes, los tornados aquí contienen almas pecadoras que no se molestaran en atraparnos aquí con ellos.
Consideraron sus posibilidades, el camino que llevaba a la siguiente puerta estaba cubierto de veloces demonios, y si estaban cansados ya en el segundo círculo, no podrían enfrentar lo que viniese, pero si iban en los portales, no sabrían si llegaban más lejos o más cerca de la puerta, y el riesgo de quedar atrapado era muy alto.
Usemos los portales- dijo Arnes, casi sin dar crédito al riesgo que yacía allí- es mejor que gastar nuestra fuerza en esos demonios.
Todos tomaron a Keidis por los hombros, y un segundo después, estaban en el ojo de un tornado.
¡No miren al espíritu!- gritó Keidis, para hacer pasar su voz al sonido del viento que rugía con ferocidad en el tornado- ¡Hagan lo que hagan, no miren al espíritu!
Al caer en el portal, Jinn vio de reojo al alma del torbellino, parecía una chica, desolada y angustiada por la prolongada soledad de su encierro infernal, Jinn sabía que para estar aquí, debía haber hecho algo terrible, pero no pudo hacer más que compadecerse de ella.
Encuentros como este tuvieron muchos, donde la gente gritaba y suplicaba para que se quedaran con ellos, o intentaban atraparlos, habían estado cerca de quedar atrapados en uno de esos tornados para toda la eternidad…
El viaje a través de los tornados era algo confuso, un momento estaban lo suficientemente cerca para ver la puerta, al siguiente estaban donde habían empezado, después de muchos viajes, desvíos, y experiencias cercanas al encierro, salieron en uno de los tornados que estaba al final de la zona, justo frente a la puerta infernal, entonces lograron pasar el segundo circulo.
¡Ja! No fue difícil- dijo Keidis- ¿Cómo que no? estuvimos tres horas en esos torbellinos- se quejó Karen.
Por lo menos ya estamos fuera, hay que abrir la puerta infernal rápido- indicó Jinn
Se precipitaron a abrir la puerta… pero entonces, una ráfaga de aire les cortó el paso, miraron hacia la dirección de la que había venido, y vieron los ojos de un demonio sediento de sangre.
Por órdenes de mi Amo, ustedes no pasarán de este lugar- amenazó.
El demonio tenía cabello castaño, no muy largo, unas alas de murciélago, parecidas a las de los demonios que habían enfrentado en los tornados, de color cenizo, portaba una lanza hecha completamente de plata, su rostro era el de un joven de no mas de 12 años, pero su mirada era la de alguien que había visto la sangre correr durante una eternidad.
¿Quién eres tú?- exigió saber Jinn, pero fue Keidis quien contestó- un poco después del destierro de la humanidad, hubo dos hermanos que ofrecían sus productos a Dios, pero las ofrendas de uno de ellos no eran aceptadas por el, así que movido por los celos, y a pesar de las palabras de su Señor, el engañó a su hermano, quien, movido por el amor fraternal hacia el, no se imaginó la treta, entonces… su hermano lo asesinó.
Eso quiere decir…-empezó Arnes, sin terminar la frase que rondaba las cabezas de todos sus compañeros. El demonio respondió por ellos- yo soy el guardián del segundo círculo del infierno, mi nombre es… Caín.
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