Tormenta de Fuego
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capitulo 14: La Sombra de la Tormenta

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Mensaje por Jinn de helios Vie Feb 13, 2009 10:17 pm

Arnes se debatía con aquella criatura que por alguna razón no había permanecido en la tumba, buscando en vano el aire y viendo como los destellos de los relámpagos se alejaban a medida que lo arrastraba al fondo, entonces el instinto se encendió en el, y pudo sentir una de las katanas en su mano izquierda, con la que golpeó al esperpento que lo hundía y nadó lo más pronto que pudo a la superficie.
Cuando salió se sujetó a uno de los trozos de la barca, mirando a la distancia en busca de sus compañeros, pero esta vez definitivamente perdió la orientación, no veía más rastro de ellos o de los monstruos que los habían atacado, si tan solo…
¡Oye! ¿Qué demonios estas haciendo ahí?- le gritó una voz de tono iracundo y muy conocido.
Arnes se volteó sobre su hombro y vio a Jinn, Keidis y Karen, parados en otra pequeña isla de cerca de unos treinta metros de diámetro, en la que se alzaba de manera imponente la puerta hacia el cuarto círculo, Arnes nadó a la orilla en su improvisada balsa y los demás lo ayudaron a subir.
Pensé que faltaba más para llegar- comentó Arnes-si, tuvimos algo de suerte, pero hay que irnos pronto, no sabemos cuanto tiempo más la mantendremos.-dijo Jinn.
Se dirigieron a la puerta infernal, buscando la forma de abrirla, no había escrituras ni nada parecido, probablemente borradas por la eterna lluvia, lo único que había en esa rara entrada era una especie de cerrojo, en forma de una espiral.
Mientras registraban la puerta, Jinn vio algo que se ocultaba detrás de la puerta, y conminó a sus compañeros a revisar junto con el, pero no encontraron nada, a no ser que aquello se hubiese ocultado en el agua.
No tenemos tiempo de buscar cobardes, hay que averiguar como abrir la puerta-dijo Keidis.
En cuanto se pusieron a revisar de nuevo la puerta, oyeron algo a sus espaldas, y tuvieron poco tiempo para esquivar una enorme ola que se estrelló contra la puerta.
Todos ellos se pusieron en guardia, ya que estaba claro que esa ola no había venido por azar, de entre las oscuras aguas empezó a surgir una silueta alta, que sostenía un tridente en su mano derecha, la silueta saltó hacia la isla y se dejó ver.
Su rostro tenía un tono verdoso, aunque no tan atenuado como el de la criatura que había atacado a Arnes, su cabello era largo, negro, pero cubierto de algas, como si hubiera pasado años debajo del agua, esperando a que aparecieran en ese lugar, su rostro era horrible, marcado por los siglos en el agua, pero sus ojos tenían un brillo maligno, el tridente era dorado, y lanzaba chispas cuando las gotas de la feroz lluvia la golpeaban.
La sorpresa en los chicos se acrecentó cuando el demonio comenzó a hablar, con una voz rasposa e imponente, que a pesar de eso se oia por sobre los sorprendentes truenos.
Yo soy Camüy, el guardián del océano, y ahora todos ustedes morirán- dijo el demonio.
Yo pelearé con el- anunció Arnes, pero entonces Keidis se puso en su camino- por supuesto que no, el “señor del drama” es mío.
Habiendo dicho esto, Keidis tomó su espada, listo para pelear, el demonio apuntó su tridente hacia el, y le amenazó- ahhh, Keidis, el demonio cazador… el señor Lucifer me dijo sobre ti, eres un traidor… me recompensará por llevarle tu cabeza.
¿La quieres?-contestó Keidis- pues ven y consíguela.
Entonces desapareció y trató de golpear al demonio, pero este se defendió con su tridente, y ambos chocaron sus armas con ferocidad y rapidez.
Pero a medida que la pelea avanzaba, los compañeros de Keidis notaban que este empezaba a perder energía, a diferencia de su oponente, quien tenía la misma expresión que cuando se había aparecido ante ellos con la amenaza de aniquilarlos.
Claro que el orgullo de Keidis le obligaba a ocultar el hecho de que estaba exhausto, y en su esfuerzo por hacer ver que no le afectaba, dijo-¡jajajaja! Esto es muy fácil, quiero un verdadero reto.
Si asi lo quieres- contestó el demonio, quien de inmediato agitó su tridente. Este levantó una columna de agua, de varios metros de altura, que luego fue lanzada hacia Keidis, pero el sabía que podía esquivarla con toda facilidad, solamente tenía que saltar hacia atrás y…
Cuando Keidis hizo lo que había pensado, de alguna manera la gigantesca ola lo había golpeado a pesar de que estaba seguro de que estaba a suficiente distancia para evitarla, Keidis chocó contra la puerta y cayó pesadamente al suelo.
Tardó un rato en levantarse, cosa que alarmó a sus compañeros y provocó que Arnes se pusiera en guardia para empezar a pelear, cuando lo logró, se quedó mirando al rostro deforme del demonio, tratando de entender como era que esa aberración pudiera superar su velocidad, Keidis atacó de nuevo, con toda la seguridad de poder golpear a Camüy, pero cuando llegó allá, haciendo uso de toda su velocidad, solo sintió un golpe en el estomago que lo envió de regreso a la pared.
¿¡Eso es todo lo que tienes!? Puedo aguantar esto todo el dia- dijo Keidis, quien volvió a lanzarse hacia el demonio, pero esta vez, justo cuando calculó que su oponente atacaría (y de hecho lo vio atacar), el se transportó sobre el demonio, y esta vez estaba desprevenido…
O eso creyó…
Keidis tuvo poco tiempo para repeler el ataque del demonio, pero de alguna manera lo golpeó sin importar su velocidad, todos estaban atónitos por la situación, Keidis se levantó y repitió la táctica, siempre con alguna variación o un nuevo movimiento, con el que Keidis parecía no entender que no funcionaría atacarlo de esa forma.
¡Basta!- le gritó Karen- ¡Usa la cabeza, idiota! ¡Eso no funciona!
Keidis se levantó por decima vez, con sangre filtrándose a través de su mascara, producto de los golpes que le había propinado el demonio, que lo miraba con maldad desde esos ojos… sin vida.
Keidis vio algo en esos ojos, más allá del brillo demoniaco, que incluso el odio manante de ellos era artificial…
Entonces lo comprendió todo, se lanzó de nuevo hacia el demonio, lanzando una rápida mirada a Jinn e ignorando las advertencias de Karen, Keidis atacó al demonio, justo cuando este iba a ensartarlo en su tridente…
¡Luz Purificadora!
Un relámpago fue disparado de la mano de Jinn hacia el demonio, pero este chocó contra algo en el aire, sin llegar al demonio, a diferencia del ataque de Keidis, quien esquivaba el tridente y golpeaba con su espada al demonio… su cabeza cayó al agua junto con el cuerpo…
Arnes y Karen llegaron a pensar que la pelea había terminado, pero Jinn y Keidis sabían que no era así, ya que su plan había resultado como temían…
Este ultimo les explicó de inmediato lo que estaba sucediendo- ese sujeto no era más que una marioneta, hay otro demonio aquí quien lo ha estado controlando…
Keidis se dio cuenta la tercera vez que atacó, que los ataques de Camüy eran muy lentos para golpearlo, que debía haber algo más, lastimándolo desde las sombras, y al mirar a Jinn le envió un mensaje silencioso, en el que le decía que atacara al demonio para que el otro detuviera uno de los dos ataques y así desvelar su identidad.
Cuando les hubo explicado esto, varias columnas de agua se alzaron frente a ellos, alcanzadas varias veces por relámpagos, en una de ellas vieron claramente el rostro del demonio Camüy, para después desaparecer en el agua que se levantaba y dejaba ver una nueva cara.
Esta vez, el demonio tenía un tono normal de piel, sus ojos estaban realmente vivos, su cabello blanco y largo caia sobre su espalda, y en su mano había un tridente azul eléctrico, iba con una bufanda que le tapaba hasta la boca, y a diferencia de Camüy, el era bien parecido, los miró con autentico odio, como si lo hubieran golpeado a el desde un principio, Keidis lo comprendió todo en ese momento.
¡Eso lo explica!-exclamó-¿de que demonios estas hablando?-cuestionó Arnes.
Camüy no era un demonio real, podía verlo en sus ojos, pero hay pocos demonios que pueden manipular a alguien para que este haga lo que uno quiera, la mayoría de los que no son muy fuertes para pelear en persona-explicó Keidis- excepto por uno…
¿Quién es?-le preguntó Jinn, pero fue Karen quien contestó-Belial…
El aludido se quitó la bufanda y la lanzó al viento, sin más preámbulo atacó a Keidis, quien logró bloquear el ataque, pero su fuerza hizo que sus pies resbalaran varios metros hacia atrás, todos estaban tremendamente sorprendidos, el demonio era increíblemente rápido, incluso más que Keidis, y después empezó a hablar, con una voz suave y de algún modo, convincente.
-Entonces ustedes son los famosos invasores que buscan el Ojo del Infierno-comenzó Belial-estoy impresionado en realidad, ese ultimo con el que peleaste era mi más fuerte esclavo, pero bueno… cualquiera puede tener un golpe de suerte… ¿no es así, Keidis?-
El comentario lo tomó desprevenido, pues el se consideraba (y lo consideraban) un cazador hábil, no uno que es salvado por golpes de suerte…
-Pero tal vez no es solo suerte…-continuó Belial-lo que si pasa es que no tienes la habilidad para vencer a alguien por ti mismo…-
Keidis estaba furioso, y sin embargo lo que decía se sentía… indiscutible.
-Yo conozco a tu hermano, es un asesino frio y hábil, y no se anda con rodeos, por supuesto que puede vencer a cualquiera por si mismo… si tu fueras así, hubieras matado a tus objetivos sin vacilar, sin dejarte llevar por tonterías de los que quieren limitar nuestro poder.-
El sabía lo que decía, sin duda, Lucifer se lo había dicho cuando lo envió a hacer el trabajo, que si lo lograba seria el asesino más famoso de todos, el héroe que permitió la conquista final de la oscuridad sobre la luz, superando el supuesto talento innato de su hermano para matar, “el hijo de la muerte”, lo llamaban, pues ese titulo sería suyo, solo tenía que hacer una cosa…
-escucha mi voz, y su verdad innegable, la verdad que ellos tratan de ocultar de ti… solo hay una cosa que debes hacer…
Keidis lo sabía, sabía lo que debía hacer, solo esperaba a que el se lo dijera…
Tú debes liberarnos… tú debes…
¡Brillo Celestial!
La técnica golpeó a Belial y e cegó durante un momento, mientras Karen reprendía (mas que advertirle) a Keidis- ¡no lo escuches! ¡o te convertirás en uno de sus esclavos!
Al oír esto, Keidis se dio cuenta de que, de hecho, estuvo a punto de caer en la trampa de Belial, y rebelarse contra sus aliados, lo que de verdad lo hizo enfurecer y comenzar a atacar con furia al demonio.
Este recibió el puñetazo que Keidis le propinó, y salió despedido en el aire, al levantarse, atinó a decir, con el mismo tono de voz dulce e indiscutible- no lo entiendes, Keidis, ellos atentan contra tu sueño, tu libertad, ¿¡acaso vas a darnos la espalda!? ¿A nosotros? ¿Tus hermanos de sangre…?
Keidis tomó su espada y la extendió hacia el demonio- mi sueño es superar a mi hermano, si para lograrlo debo unirme a los ángeles, traicionar a Lucifer en persona, lo haré, no porque me importe un bledo lo que suceda en este mundo o el otro, sino para ser el mejor asesino de todos-anunció Keidis, con fuego en sus ojos- y ahora… ¡Destello Plateado!
La técnica golpeó con fuerza a Belial, quien grito de dolor mientras le marcaba la cara y lo lanzaba al agua, Keidis enfundó su arma y gritó- ¡eso te sacas por tratar de confundirme!
Todos lo miraron con expresión incrédula, ya que estaba mostrando la mayor amnesia que habían visto, comportándose como si nadie le hubiera ayudado, pero habían de admitir que les había mostrado algo así como lealtad, lo cual disipó algunas dudas y les permitió festejar un poco la victoria de Keidis, para luego reunirse junto a la puerta, e investigar el como abrirla.
Pero al momento en que dispusieron su atención a la puerta, un relámpago cayó donde lo había hecho Belial unos segundos atrás, y una columna de agua se levanto como un remolino. Del tope de la columna salía Belial, cargando su tridente y además el tridente de Camüy, la tormenta había arreciado tremendamente, y el demonio había cambiado su aspecto de la misma forma, sus ojos habían cambiado a ser como los de un tiburón, sin perder el brillo infernal, sus dientes se habían convertido en colmillos grandes y afilados, su bello rostro ahora estaba deformado por una expresión salvaje, y en su espalda crecían espinas unidas por una membrana.
-vaya, yo que pensé que esto no podía ser peor- dijo Keidis.
El demonio lo miro con furia, mientras la columna de agua desaparecía y dejaba ver el cuerpo largo de una serpiente, unido al de Belial, quien comenzó a hablar con una voz profunda como la de los truenos- nadie me había obligado a aparecer así, desgraciado, y ahora… ¡tu y tus amiguitos van a sufrir por la intensidad de mi ira!... ¡CORO DE TORMENTA!
Varios relámpagos empezaron a caer alrededor, y la mayoría se dirigía a los tridentes unidos de Belial, quien luego los dirigió hacia Keidis, golpeándolo con tremenda fuerza y lanzándolo contra el muro de la puerta, había humo saliendo de su cuerpo y no se movía.
La vista de Arnes era muy buena, y sus ojos mostraron el horror de ver que Keidis no respiraba…
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