Tormenta de Fuego
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Capitulo 22: Sueños Obscuros (Parte 2)

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Mensaje por Jinn de helios Vie Abr 24, 2009 12:46 pm

Pero rastrearlo no era fácil, ya que por alguna razón, la energía de ese demonio era muy débil o sencillamente no la emitía, así que Kayleena entró en los archivos de varias escuelas alrededor de la zona, hasta dar con el lugar correcto.
Y ahí estaba…
Sus ojos eran algo muy difícil de olvidar, pero verlos de nuevo le causaba la misma impresión de la última vez, ahora que lo tenía localizado solo era cuestión de tiempo para que supiera que es lo que hacía en el mundo humano.
Durante varios días lo estuvo vigilando, sin ningún signo aparente de que tuviera cualquier conexión con los demonios, y ella ya estaba a punto de darse por vencida…
Hasta que un día, en que ella lo siguió hasta un cementerio, algo extraño sucedió, una energía obscura comenzó a envolverlo, su mirada se volvió salvaje y brillante, todo su cuerpo se puso muy tenso y en su espalda crecieron unas alas negras, como las de un murciélago, del color de la noche, la poca gente que estaba allí comenzó a correr aterrada, y entonces el demonio se dispuso a atacar a todo lo que se moviera.
Kayleena se propuso atacarlo y detener la masacre, pero entonces comenzó a tener visiones extrañas en su cabeza, imágenes borrosas de una intensa batalla entre dos siluetas obscuras, entonces todo se volvió negro…
Cuando despertó, el demonio recién se había ido, pero ella sabía donde residía, así que se dirigió a ese lugar lo más rápido posible, y cuando llegó, se sentó a observar si la situación era favorable para atacar, lo vio asomarse por la ventana, y en el momento en que sus miradas se cruzaron, el desvió la suya, dándole a Kayleena el tiempo para ir a toda velocidad hacia el edificio, entrando por la puerta principal para no levantar sospechas, y en cuanto entró en la habitación…
El demonio había desparecido…
Buscarlo en el lugar no tenía sentido, así que esperó a tener otra oportunidad, y aunque varias veces se encaró con el, cada una de las oportunidades que tuvo para derrotarlo se veía interrumpida por algo, esta vez un demonio salido de la nada.
Después de las visiones en cada una de las batallas, ahora sabía que ella había estado a punto de ganar en una batalla hace quien sabe cuanto tiempo, si conocía a los demonios como pensaba que los conocía, entonces debió usar algún truco para escapar justo cuando tenía la oportunidad de derrotarlo.
Kayleena esperaba una sola cosa, a la luz de la luna, en las alturas de una despoblada ciudad, que ese inusual grupo regresara del infierno, en especial ese demonio, para terminar ella misma con el…
Jinn y su familia aún paseaban por aquella pradera que parecía salida de un sueño, pero el mismo estaba excluido de la conversación que los demás llevaban tan alegremente, a causa de sus propios pensamientos, el hecho de que todo hubiera resultado tan perfecto en su vida se sentía como una ilusión, un dulce sueño que a su mente nunca se le hubiera ocurrido…
“Lo curioso es que este no es el sueño” se dijo Jinn, a punto de echarse a reír, y tal vez lo haría, por como estaban las cosas, el hecho de que su familia lo viera extraño por un rato le importaba poco.
-Todo va muy bien ¿no?-Jinn volteó hacia Lila, pensando que ella sintió como Jinn estaba complacido con el rumbo de su vida, pero al encontrarse con sus ojos, el se topó con una mirada dura, una mirada de resentimiento a la que Jinn no encontraba explicación.
-¿Pasa algo?-le preguntó Jinn, cuando vio que Marcus y su madre lo veían de la misma manera.
-ohhh nada…-respondió ella, en un tono que en la experiencia de Jinn, era muy impropio en Lila-es solo que parece que se te olvida algo…-
-¿Qué? ¿De que hablas…?-Su mente empezaba a revolverse, lo único de lo que estaba seguro era de que la atmosfera empezaba a ponerse pesada, incluso su entorno cambiaba, tan levemente que la transformación era casi imperceptible, pero al final, todo a su alrededor era más opaco, apagado y sin vida…
-No podrías entenderlo…-dijo Marcus, en el tono más glaciar que había salido de su boca-pero eres tu el responsable…
-¿El responsable…?-lo pensó un momento y cuando se le ocurrió la razón por la que había usado esa palabra, siquiera tenerla presente era demasiado doloroso, pero lo fue aún más cuando lo oyó en la voz de la última persona que esperaba le dijera algo así…
-Tratas de defender a la gente, pero en lugar de eso terminas dañando a los que te rodean-las palabras de su madre terminaron golpeándolo casi tangiblemente, demasiado doloroso por una razón: por que sabía que eso era cierto. Ahora se daba cuenta de que no había soñado nada de esto, viendo como las personas que lo acompañaban habían muerto por su causa, todo aquel que tenía contacto con el, terminaría muy mal, y entonces el pensó en algo más, que se materializó en palabras a través de los labios de Lila…
-Y ellos también morirán…-
El chico se derrumbó sobre sus rodillas, escuchando las palabras de estos fantasmas que reclamaban lo que el, por su mera existencia les había arrebatado…
No podía soportarlo…
Keidis estaba sentado cómodamente en la sala del trono del infierno, una sala iluminada con antorchas de color azul obscuro, que no mantenía a raya ala obscuridad, con columnas incrustadas de diamantes, en una espiral de exquisito detalle, y estatuas doradas que antes de ser fundidas tenían la figura Lucifer y ahora tenían la de Keidis, pero eso no le importaba en lo absoluto, acababa de hacer un plan bastante brillante para obtener ventaja sobre el reino del cielo: Había mandado a llamar a los nueve guardianes de las puertas para atacar distintos puntos de la armada de los ángeles, y justo en este momento un mensajero llegó anunciando la llegada de los poderosos demonios.
Estaban todos allí, Agalariept (el general demoniaco del primer círculo del infierno), la presencia de Belial, oculta tras la sombra de Camüy, mientras Caín usaba sus alas para posarse sobre una de las vigas en el techo, con aire infantil, luego le siguió Kysumi, acompañada de dos demonios con forma de zorro, y después el siempre frio Marcus, enfundado en su blanca armadura, y luego apareció Feline Pantaro, con su andar felino y ágil.
Entonces apareció en la puerta Kaim, y cuando lo hizo, Keidis se dio cuenta de algo curioso, ya que aunque no podía explicarlo, este último se veía distinto a los demás, en un modo muy… específico, tal vez era el porte excéntrico del demonio, pero a Keidis le hizo sospechar.
Sus sospechas se incrementaron cuando vio que la puerta se cerraba, sin que nadie más entrara a la sala, así que Keidis tuvo una idea…
-Y… ¿Dónde están los demás guardianes?-cuestionó Keidis a Camüy, pues quería evitar a Kaim y ese demonio fue el primero que vio, y justo cuando las palabras salieron de su boca, Keidis vio de reojo como el elegante guardián tuvo por unos momentos una expresión de sorpresa, y había algo más evidente, puesto que por un instante, el defensor de la tercera puerta miró a Kaim, como si esperara que este le diera la respuesta, para luego contestar en su voz rasposa-Lamentablemente no pudieron presentarse, mi señor…
-¿Que causa es tan fuerte como para que desobedezcan mi mandato?-interrumpió Keidis, puesto que ahora entendía lo que sucedía, y que si no actuaba con cuidado, tal vez moriría…
Ninguno de los demonios respondió de inmediato, pero cada uno de ellos miraba de reojo a Kaim, casi imperceptiblemente, después de un rato, fue Kysumi la que dio la respuesta.
-Perdone, mi señor, pero hay un intruso en el infierno, los mensajeros de la Antenora nos lo notificaron cuando ya estábamos demasiado cerca para regresar-contestó ella, con una sonrisa inocente, pero Keidis mantuvo su semblante disgustado ante la falta del resto de los guardianes infernales, para tener tiempo de idear una manera de escapar de ese lugar.
-Y sin embargo, el guardián de la novena puerta está aquí, muy inusual…-dijo Keidis, de manera autoritaria y sarcástica, si lograba mantener en jaque a los demonios podría salir de allí.
-Usted sabe, mi señor-Dijo Feline, dando un paso al frente-que es imposible que el intruso lograse derrotar siquiera a uno de nosotros, no logrará nada, se lo aseguro.
Cualquier sospecha que Keidis pudo haber tenido se disipó en ese momento: Feline Pantaro no se referiría a el como “su señor”, no importando si se convertía en el rey de los demonios, se levantó y se transportó detrás de los demonios, para luego abrir la puerta y escapar hacia una luz muy extraña…
Arnes se encontraba en la cuarta de siete fiestas a las que por alguna razón había decidido asistir, intentó hacer un vano intento de baile en la primera, pero simplemente no le encontraba mucho chiste, así que ahora se dedicaba a escuchar las conversaciones de los demás, asintiendo con la cabeza, de hecho estaba interesado en la conversación, pero no tenía nada que decir, y a los demás no les molestaba, sabían como era Arnes, y por extraño que fuera, les agradaba…
Pero entonces miró a una de las chicas del grupo, quien se limitó a mirar sus ojos con sorpresa y horror, para luego dar algunos pasos hacia atrás, los demás hicieron lo mismo, si bien con un intervalo más largo de tiempo, pero Arnes sabía que significaba, su otra mitad despertaba, y no podía controlarlo…
Comenzó una masacre, tan terrible como indescriptible, y el único testigo, era el mismo Arnes, su mente conciente en el cuerpo de una bestia
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