Tormenta de Fuego
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Capitulo 26: Recolector de Almas

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Mensaje por Jinn de helios Miér Mayo 27, 2009 8:40 am

Si tan solo hubiera tenido algo más de tiempo para salir de su conmoción, hubiera ideado algo que le permitiera defenderse, pero no lo hubo, puesto que en cuanto Jinn posó su mirada en el demonio, este saltó de la puerta y aterrizó sobre el a tremenda velocidad, y con la misma, extendió sus puños sobre Keidis y Karen, a ambos lados de Jinn, lanzándolos sin esfuerzo aparente, ellos aterrizaron fuertemente en el suelo, el demonio bajó la cabeza para quedar frente a frente con Jinn, quien tenía el gesto de estarse ahogando, el demonio soltó una risotada y comenzó a pisar con fuerza al chico.
-Debiste ver tu expresión cuando me oíste y no sabías donde estaba-le dijo, a punto de tener un acceso de risa-los humanos tienen una frase para eso, “Nunca tienes una cámara cuando la necesitas”-
Comenzó a reír de una manera tan siniestra que Jinn sentía escalofríos en medio del tremendo dolor que su cuerpo experimentaba, luego de un rato, sus carcajadas le provocaron algo de mal equilibrio y tuvo que quitar sus pies de encima del malherido chico, el se volteó lentamente con sus manos sobre el estómago, tal vez por reflejo o por voluntad, el demonio Jinn le pateó las costillas, con tanta fuerza que lo hizo resbalar por el suelo.
No podía explicarse que salió mal hasta que se dio cuenta de que la cadena alrededor de la puerta estaba exageradamente suelta, entendió lo que había pasado entonces. El demonio usó sus alas como palanca para mantenerse alejado de la puerta y poder zafarse cuando quisiera, solo tuvo que esperar a que Jinn disparara, se liberó y voló fuera del alcance de las llamas.
Intentó levantarse apoyándose en la puerta, fue un alivio para el ver que de hecho, su oponente no estaba totalmente ileso, muchas de las plumas de sus alas estaban quemadas y desprendían humo, de ahí que no las hubiera usado para bajar de la puerta y optara por algo más precipitado, y cuando comenzó a avanzar, notó que su pierna derecha debía estar herida, puesto que cojeaba un poco, disfrutaba haberle causado dolor.
Sin embargo, ese consuelo era como una gota en una cubeta vacía, puesto que sabía lo dañado que su propio cuerpo estaba, solo para empezar, estaba seguro de que el demonio le había roto algo cuando lo pateó, su brazo no se movía con velocidad, y había un dolor palpitante en su espalda, estar en desventaja era decir poco en su situación.
De todas maneras, se las arregló para ponerse de pie, en el proceso, tocó la cadena, que se envolvió en llamas, se separó de la puerta en toda su extensión y volvió a su forma original en su mano, estaba sorprendido, pero no le ayudaba mucho…
-Seguro no tienes mucho que hacer después de esto, ¿Por qué no nos divertimos un poco?-dijo el demonio Jinn, corriendo rápidamente en su dirección y chocando espadas con el, su herida en la pierna lo había ralentizado, pero no disminuyó su capacidad de combate, Jinn sentía su brazo como plomo, no era capaz de derrotarlo de esa manera, lanzó un golpe con toda su fuerza, que su oponente vio con suma ventaja y se dispuso a protegerse.
Pero a la mitad del viaje, la espada se transformó en una enorme alabarda, el demonio Jinn se dio cuenta de que con su pierna herida no podría detenerla y saltó hacia atrás con agilidad, mientras el arma chocaba en el suelo con un gran estruendo.
Pero el demonio no se inmutó, levantó sus manos al cielo, y cuando Jinn se dio cuenta de lo que hacía, trató de detenerlo.
-¡Luz Purificadora!-el relámpago golpeó su objetivo, pero no le hizo ni un rasguño, ante un aterrado Jinn que miraba como su némesis, de alguna forma, había aprendido la técnica de Marcus…
-¡Estrella Infernal!-la corriente de fuego era más obscura, liberándose con increíble poder y marcando la destrucción de todo a su paso, el demonio sonreía cruelmente ante el inmenso poder que manejaba, pero su sonrisa se desvaneció en una mueca cuando vio un enorme escudo rojinegro en el camino entre el y Jinn.
-Nunca se te acaban los recursos…-comentó sin humor, el arma de Jinn volvió a la normalidad en su mano, revelándolo arrodillado y sin aliento, se levantó y avanzó lo más rápido posible contra su oponente, quien esquivaba sin problemas sus lentos ataques, solo la suerte evitaba que se desmayara.
Pateó con fuerza a Jinn contra una roca, caminó con calma unos metros atrás y preparó un ataque más, convencido de que el poder del que disponía sería más que suficiente para terminar de una vez.
Pero antes de que lo lograra, Karen se precipitó y lo atacó con su alabarda, deteniendo al demonio antes de que consiguiera reunir energía, sin embargo, este era terriblemente fuerte, lo único que Karen había visto hacerle daño era el ataque de Jinn, y no parecía en condiciones de moverse siquiera.
O eso pensó…
Puesto que mientras su contraparte combatía con Karen, Jinn lo sujetó con la cadena de su Long-Chi y su propio cuerpo para asegurarse de que no escapara, intentó levantar vuelo para sacudirse de encima a su captor, pero la cadena estaba sujeta además a la puerta infernal, evitando que el demonio Jinn despegara sin que pudiera destruir su grillete.
-¡Karen! ¡Atácalo, pronto!-exigió Jinn, sujeto al demonio sin posibilidad de escape.
-¡Si, claro! ¡Trata de matarme sin herirlo a el! ¡Ese sería un verdadero milagro!-se burló el demonio, sin preocupaciones.
Karen tenía un dilema enfrente, y no podía culpar a Jinn por un movimiento tan precipitado, era lo único que pudo haber hecho, tomando su alabarda, pero sin moverse, el demonio encontraría pronto la manera de liberarse tarde o temprano, siempre lo había hecho…
-¡¿Qué estás esperando?!-
-No va a atreverse, todos los ángeles se preocupan por insignificancias-
-¡No lo escuches! ¡Mátalo ahora!-gritaba Jinn con desesperación.
-Adelante, mátame, y de paso a el-seguía el demonio, con su voz en completa calma-Seguro Lucifer te agradecerá que reduzcas su esfuerzo-
El demonio reía maniáticamente, estaba seguro de que Karen no iba a intentar eliminarlos a ambos, no tardaría mucho antes de que lograra liberarse y los liquidara a todos.
Karen levantó su alabarda lentamente, como si no soportara su peso, a pesar de que su carga era otra…
-Lo lamento…-dijo ella con resignación.
La risa del demonio se apagó cuando vio a Karen preparándose para lanzar un golpe con su alabarda, el demonio consideró lo que eso significaba, ya que era virtualmente imposible que ella lo diera un golpe letal sin matar a Jinn, no era tan fácil matar a un demonio de su nivel, su única explicación era que estaba fanfarroneando, y esa se estaba disipando rápidamente.
Karen retrocedió y levantó vuelo, empuñando su alabarda con toda seguridad, y cuando estuvo al alcance, lanzó un golpe…
La hoja chocó con la puerta, con un sonido metálico muy intenso, muy cerca de las cabezas de los dos prisioneros, la expresión del demonio Jinn era la de alguien que vio muy cerca la muerte, Karen sonrió al verlo así.
-Pensé que no creías que iba a atacar-le dijo ella, alegremente.
-No lo hiciste…-respondió el demonio, apenas creyéndolo.
-No, tengo que conformarme con algo menos gratificante…-y luego añadió-Lo siento, Jinn-
-¿De que estás hablando?-el también estaba confundido, si no iba a matarlos, ¿entonces que planeaba?
Ambos entendieron de que se trataba cuando estiró la mano y tomó una pluma del ala del demonio, luego una suya, y se las mostró a los dos.
-¿Eso es lo que vas a hacer? ¿Sellarme de nuevo?-dijo el demonio Jinn sin resuello-Sabes que algún día volveré a escapar-
-Esta vez tengo algo a mi favor-contestó confiadamente, acercó las plumas a Jinn, quien no entendía de que se trataba todo, ella escogió una de sus múltiples heridas y las cubrió de sangre. Al ver esto, el demonio Jinn se alteró fuertemente, tratando de liberarse de las cadenas y escapar, el chico no entendía que era lo que había cambiado de repente su actitud, mientras Karen recitaba palabras en un idioma extraño, las plumas brillaron en un intenso color rojo, las colocó en posición de cruz, aumentando aún más su resplandor, hasta ser casi imposible distinguir algo más. Acercó las plumas al cuerpo del demonio, y la luz brilló como una estrella en medio de un intenso grito.
Jinn despertó en el suelo, con su espada sobre su mano, confundido y adolorido como estaba, no recordaba nada de lo sucedido.
-¡Hola! ¿Dormiste bien?-saludó alegremente Karen, sentándose a un lado de Jinn.
-¿Qué pasó?-preguntó mientras se sentaba-¿Dónde está…?-
-Tranquilo, ya me encargué de el-respondió sonriendo.
-¿Qué hiciste?-Jinn dudaba que lo hubiera liquidado así como así.
-Lo sellé de nuevo, pero además le quité sus poderes-
-¿Entonces jamás volverá?-preguntó rápidamente, ansiando oír que no tendría que lidiar con su contraparte otra vez.
-No te equivoques, gradualmente usará tu poder para restaurar el suyo, y el sello no durará para siempre-
-Ohhh…-respondió el, con obvia decepción en su voz-bueno, es mejor que nada…-
-¡Oigan, que tal si nos ayudan aquí!-gritó Keidis, lanzando una piedrecilla en su dirección, Arnes inspeccionaba distraídamente la entrada, sin acercarse al cadáver de Lilith, suficiente ya tenía con el rio de sangre.
-¡No te apresures o habrá más sangre aquí!-replicó Karen, levantándose y caminado a un lado de Keidis, en busca de una inscripción o algo por el estilo, Jinn también se levantó con tremendo esfuerzo, sus piernas estaban pesadas y su brazo izquierdo parecía estar roto. Recordó una vez que se había roto el brazo mientras corría y se había recuperado inexplicablemente en espacio de dos semanas, ahora el recuerdo le trajo una sonrisa mientras se dirigía con sus compañeros.
Keidis encontró del otro lado de la puerta un altar exactamente igual al de la cueva, si la experiencia le había demostrado algo, es que iba a faltar algo más que la sangre que recogiera con sus manos para abrir la puerta, así que levantó el cadáver de Lilith (Keidis era el único insensible ante la crueldad de su muerte), y apoyó su cabeza en el altar, provocando un abundante flujo de sangre a través monumento.
Keidis sostuvo en su lugar el cuerpo de la guardiana hasta que la puerta se abrió con un rugido desde sus goznes, luego lo tiró distraídamente, como si fuera lo más normal en el mundo.
-¿Qué me están mirando?-espetó Keidis, mientras el resto del grupo lo observaba en una mezcla de aprensión y duda-Ya vámonos, a menos que quieran quedarse-
Puesto que Arnes era el que menos quería quedarse, al terminar Keidis de decir estas palabras, el ya estaba cruzando el oscuro umbral en dirección a la siguiente zona del infierno, Karen lo siguió en silencio, pero Jinn escuchó a sus espaldas el sonido de un chapoteo, Keidis también lo oyó y siguió a Jinn con su espada desenvainada, al llegar al lugar, la sangre estaba revuelta, como si alguien se hubiera lanzado un clavado, probablemente algún otro de los demonios habitantes del lugar, por un momento Jinn tuvo la horrible idea de que su contraparte había escapado al sello de Karen, pero la posibilidad era muy baja.
-Nos están esperando-dijo Jinn en voz baja, luego se volteó hacia la puerta y la cruzó sin más que decir, Keidis lo siguió con inquietud en la mente, ya que tenía la sensación de que sabía que era lo que estaba pasando.
Los movimientos militares en todo el mundo se habían reducido, pero no detenido, ya que los demonios habían empezado a desaparecer como si nunca hubieran estado allí, algunos muertos por los ángeles patrullando en los alrededores, otros vistos retirándose a través de oscuros portales en el piso, y algunos más escondidos entre las ruinas de las anteriores batallas, después de una búsqueda a nivel masivo, se le permitió a la gente regresar a sus hogares, y ya que la mayoría de los demonios no apetecía habitar en un lugar con una esencia humana tan fuerte, una gran cantidad de personas regresó a festejar eufóricamente en sus casas, a pesar de que las patrullas del ejercito aún recorrían cada calle en intervalos de una hora, lanzando alarmas en donde se divisara un demonio, en una cuerdo internacional para evitar más muertes.
El mundo siguió su curso…
Al llegar a la nueva área del infierno, Arnes se encontró en el lugar más desolador que hubiese visto jamás, mucho que decir para haber viajado a través del infierno y sus terribles habitantes, la vegetación era tremendamente tupida, con árboles retorcidos y entrelazados, entre sus ramas aparecían colgando pedazos de musgo antiguo y largo, todas las plantas crecían de ojos de agua tan numerosos y tan turbios que la tierra seca era escasa como el sol, cuyo brillo o no llegaba entre los árboles, o simplemente no existía, aún así, no había nada que impidiera la visión a excepción de nubes de gas desprendiéndose de las ciénagas.
Los demás llegaron un momento después, mientras Arnes se perdía en los pensamientos de los pasados acontecimientos.
-¿Un pantano?-exclamó Karen al observar su entorno-entiendo que sea el infierno, pero hemos bajado de categoría-
-Seguramente quieres regresar a la Mansión de los Justos con Kaim-susurró Keidis, tratando sin éxito de reprimir una carcajada que hubiera provocado a Karen golpearlo, ella no lo escuchó o tal vez lo ignoró, ya que se dirigió a el como si nada pasara.
-¿Tienes una idea de lo que nos tienen preparado?-lo cuestionó sin dejar de mirar al pantano.
-Bien, según las leyendas, el octavo círculo comprende de diez templos en los que se castiga un sinnúmero de crímenes, charlatanería, fraudulencia, hurto, y otras tantas de las finas piezas de la sociedad humana-y luego, Keidis añadió-se dice que el guardián del octavo círculo no opta por un solo método de tortura, sino a cosas como serpientes, cuchillos, fuego, lepra… mi favorito es el de los hipócritas…
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