Tormenta de Fuego
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capitulo 4: oscuridad interna, recuerdos perdidos

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Mensaje por Jinn de helios Sáb Ene 31, 2009 8:56 pm

“Mátalos”… de nuevo estaba ahí… “mátalos a todos”... de nuevo no sabia de donde venia… “que no quede uno”… de nuevo era muy convincente… “que corra la sangre”… de nuevo no podía controlarlo…
Arnes despertó sobresaltado, dominado por el miedo y la incertidumbre de aquel sueño, como siempre que lo tenía, tan vivido, tan real, tan sangriento…
Era algo extraño, Arnes no recordaba nada que fuese antes de hace tres años, cuando despertó tirado en un parque, con la lluvia en la cara y sin saber que pasaba, o como había llegado ahí, solo una voz que decía un nombre: Arnes Azir.
Y por supuesto, el pensó que ese era su nombre, algo mas que solo suponer que era ese, sino como si fuese lo único que sabia de su pasado.
El vivía en un pequeño apartamento que pagaba con un negocio de programación cerca de la escuela, no era la gran cosa pero al menos le permitía vivir bajo techo, comer y pagar una escuela.
Pero el no necesitaba nada mas, después de todo, no socializaba con la gente, nunca hablaba con nadie ni se les acercaba, y mucho menos le agradaban, era como si no perteneciese allí, como si el debiera estar en otro lugar.
Nunca le había pasado en la escuela, pero, a veces, Arnes se desmayaba… o eso creía, el caso es que soñaba con mucha sangre, con gente corriendo y gritando, y luego, bueno, despertaba en un lugar muy distinto al que había estado… esta era una de esas ocasiones, el recordaba haber ido al cementerio (había cierto encanto en los cementerios, no sabia que era, pero era lo único que le daba algo de paz) y ahora estaba en su apartamento, tirado en el suelo, con esa sensación de que esto tal vez era mas que un sueño y la necesidad de indagar sobre su pasado.
Arnes se levantó (ya había sido suficiente reflexión en el suelo) y se fue al sillón, no tenia una televisión o una radio, pero si una gran cantidad de libros de poesía, amores trágicos y héroes caídos, temas que le deleitaban sobremanera.
Tomó un libro del estante, y regresó al sillón, curiosamente no tenia ningún problema para leer en la oscuridad casi total de su apartamento, era uno de tantos dones que el tenía, después de todo, no tenia un negocio por nada, arreglaba los problemas de los idiotas clientes tan rápido que les decía que no salieran de la oficina.
Habiendo leído por espacio de tres horas, (total, es sábado) Arnes se levantó y se dedicó a su segundo deleite: mirar por la ventana, siempre por las noches. Era como un libro, solo que mas vívido, su apartamento tenía una estupenda vista al parque (el mismo en el que despertó por primera vez), y desde el tercer piso en el que estaba, Arnes disfrutaba de las historias que solo ocurrían en la noche, una chica que descubría a su novio con otra, una pelea entre dos estudiantes que se convertía en guerra gracias a sus amigos y conocidos, un joven que robaba partes de auto para subsistir, todo eso era bastante interesante.
Además, nunca se perdía de nada, ya que por alguna razón (tal vez la acústica, tal vez la dirección del viento, tal vez que lo que pasaba era mas grave de lo que se veía) podía oír todo lo que decían allí abajo.
Por ejemplo, la historia de hoy era muy buena, parece que uno de los dos jóvenes de allí abajo era novio de la hermana del otro, y este la cortó de una manera muy poco tolerable para el segundo, por lo que ahora se golpeaban sin mucha conciencia de que le servían de entretenimiento a Arnes.
Y de pronto, algo desvío su atención de la inutil pelea que se sucedía allí abajo, algo que hacía que el resto del mundo se opacara por completo, y que normalmente no le llamaba la atención.
Era una chica, al otro lado del parque, sentada en una banca, sin nada más interesante que ese hecho, pero a Arnes le llamaba la atención los sentimientos que le evocaba el mirar a sus profundos ojos azules: rencor, odio, deseos de venganza… pero, ¿venganza por que? De hecho eran sentimientos tontos, solo la había mirado y… bueno, no sabia si era la palabra para definirlo, pero la odiaba, por lo que le haya hecho… espera, ¿pero que te hizo? No tenia sentido, solo saltaban imágenes extrañas en su mente, imágenes borrosas de… no lo se… parece… una pelea… ¿pero que?… ¿Por qué?… todo era muy confuso…y de repente…
Arnes apartó la mirada de los ojos de la chica, recuperó el aliento y volvió a mirar por la ventana, pero la chica había desaparecido sin dejar mas rastro que la marca de sus profundos ojos azules, era algo raro, Arnes nunca sentía rencor por una persona en especial (por todas en general, pero nunca en especifico), además de que siempre esperaba para tener una buena razón para odiarlos, pero ni siquiera sabia el nombre de esa chica, y lo mas raro eran esas imágenes que saltaron a su mente, que ahora trataba de recordar pero no podía… era algo muy…
De pronto, algo interrumpió los pensamientos de Arnes, un sonido, como un trueno, pero salido de algo… ¿vivo? ¿Cuan extraño podría volverse este dia?
Arnes lo oyó acercarse… un momento… ¿acercarse? Tal vez una tormenta o algo así, pero se oía muy extraño, y se acercaba con rapidez, y mientras mas lo hacia mas vivo se oía, Arnes se acercó a la ventana, y escuchó con atención, el ruido era como un graznido, algo poco común, como de…
Entonces Arnes se sintió muy sorprendido al verse abducido desde su ventana y elevado por encima de los 4 metros de su apartamento a la calle, sentía una intensa presión en los hombros, miró, y vio unas garras enormes, aferradas a sus hombros, parecían tan afiladas que era un milagro que no le hubiesen herido, pero a Arnes esto no le importaba (demasiado raro para impresionarse con eso) , nunca había visto algo como lo que lo estaba sosteniendo, y sin embargo, se veía familiar… y hambriento, tal vez lo mas preocupante.
En un instante de miedo, Arnes golpeó como pudo las duras patas de esa extraña criatura- ¡suéltame maldito monstruo!- le ordenó Arnes y le golpeó de nuevo, pero esta vez la criatura soltó un graznido de dolor y soltó a Arnes, quien por el impulso salió volando hacia un edificio en construcción cercano, y aterrizó de una manera poco cómoda, pero no tuvo tiempo de sentir el dolor en su espalda, la criatura se acercó de nuevo y aterrizó, esta vez pudo ver con detenimiento a la pesadilla que le había raptado.
Era grande, mucho, del tamaño de un autobús, si no hubieran estado en la azotea del edificio, hubiera podido esperar a que el bicho se rindiera y se largara, pero no. Tenía el aspecto de un ave, con un enorme pico que se abría soltando terribles graznidos, sus ojos brillando como brasas en una fogata, sus alas debían medir lo mismo que el edificio en el que vivía cuando las abría por completo, las garras que antes le habían capturado se apoyaban en el suelo, con esas mortales cuchillas al descubierto, tenía una cola, huesuda y larga, con lo que parecía una espina al final, moviéndose en forma amenazadora. El monstruo graznó de nuevo y se lanzó volando hacia Arnes, quien solo pudo saltar a un lado antes de que las garras del monstruo chocaran con el suelo y lo cuartearan con facilidad. La bestia se volteó y ataco de nuevo, esta vez haciéndole un ligero rasguño en la pierna a Arnes mientras saltaba para que el ave no lo descuartizara. Esto continuó por un rato, con Arnes evadiendo al ave y sin saber que hacer para escapar con vida de ahí, además, se estaba cansando, y no duraría mucho si no se movía con la misma agilidad. El demonio atacó de nuevo, y esta vez iba directo a el, sin posibilidad de escape mas que el vacio del edificio, Arnes solo levantó la mano, en un gesto mas instintivo que de defensa, y cerró los ojos…
Pero no paso nada, es decir, el esperaba que morir fuera poco doloroso, pero no que no hubiera ningún tipo de dolor, Arnes abrió los ojos (sorprendido por eso, pero los abrió), y vio algo raro…
El ave mantenía una pata alzada en su dirección, algo raro ya que el pensó que trataba de matarlo (y de hecho así era), no se había dado cuenta de que levantó ambas manos hasta ese momento, pero en ellas sentía… presión. En la mano derecha sentía algo redondo, y en la izquierda algo frio y plano, sin embargo, no podía ver que era eso en sus manos, que por cierto mantenía a ese pajarraco a raya.
Arnes no podía quedarse ahí todo el dia, así que, con un ligero movimiento de la muñeca, apartó a la criatura de enfrente de el y corrió al centro de la azotea, donde tenia mejor oportunidad de esquivar a la bestia, que atacó de nuevo lanzando esos sonidos infernales, pero el se lanzó hacia un lado, con el animo renovado de no haber muerto en la ultima ocasión.
Al caer, cerró el puño izquierdo y sintió otro objeto redondo en su mano izquierda, esta vez el ave se dirigió a el antes de que se levantara, pero el agitó las manos (de nuevo movido por el instinto) y el ave graznó de dolor y agonía.
Arnes sonrió al ver que una de las patas de la bestia había sido cercenada limpiamente, el ave sangraba y graznaba mientras arremetía contra Arnes, esta vez con el pico por delante. Pero Arnes repelía o esquivaba los ataques con facilidad, mientras sentía como si ya hubiese hecho esto antes, claro que después de cortar la garra del ave, se dio cuenta de que lo que sostenían sus manos eran espadas, que aunque no veía, servían bien para repeler al monstruo.
La criatura atacó de nuevo, pero esta vez, Arnes sentía que sabía exactamente que hacer, se movió hacia el ave y, casi sin saberlo, realizo una serie de movimientos que terminaron con el cuerpo del ave descuartizado y luego, desintegrado.
El sostuvo las espadas, marcadas por el contorno de la sangre y las miro con detenimiento, pero en ese instante, se oyeron pasos en la escalera del edificio, Arnes se sorprendió y entonces, aunque no había abierto las manos la sangre del monstruo cayó al suelo.
Arnes trató de recuperarlas, movía los brazos, hacia gestos con las manos y gritaba palabras como “¡aparece!” o “¡vuelvan”, y cuando se dio cuenta, el equipo de la construcción estaba mirándolo con una mezcla de incredulidad y ganas de echarse a reir, se puso rojo como tomate, sonrió y corrió fuera de la construcción y hacia el amanecer.
Jinn de helios
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