capitulo 13: Tormenta Escarlata
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capitulo 13: Tormenta Escarlata
este es el capitulo 13, publicado el viernes 13 de febrero a las 9:13 pm. como pueden ver, mande al diablo unas cuantas supersticiones, asi que disfrutenlo.
Durante la pelea con el demonio Caín, Karen había resultado muy herida, y a pesar de que mientras había tenido esa mirada penetrante y despiadada no parecía importarle, en este momento se había tranquilizado y todas las injurias eran bastante dolorosas, afortunadamente ella conocía algunos hechizos de curación, y con Jinn recitando palabras mágicas, pronto las lesiones habían sido mitigadas.
Está un poco mejor, gracias- dijo ella cuando Keidis le preguntó (alegando que si estaba muy mal, sería una desventaja), y entonces Jinn quiso saber algo que rondaba en las mentes de todos- ¿Qué lo eso que pasó durante la pelea?
Karen le miró como si hubiera preferido que evitara la pregunta, pero al final dijo-no soy un ángel puro, de hecho soy hibrida, mitad ángel y mitad demonio.
El nuevo dato dejó en shock a todos, nadie jamás se hubiera esperado eso de parte de un ángel de alto rango como ella, Arnes se saltó a la parte que le interesaba- ¿pero por que no nos lo dijiste antes?
Ella explicó sin sorprenderse por la reacción de sus compañeros- por que normalmente lo tengo bajo control, solo no tengo que molestarme demasiado.
¡Vaya! ¡Pero que sencillo, por tu parte!- dijo Keidis sarcástico y riéndose, pero se calló rápidamente al ver la expresión de Karen.
Bueno, pero volviendo a ese pequeño detalle de salvar al mundo ¿Cómo pasamos al tercer círculo?- dijo Jinn.
Hay una inscripción en la puerta-dijo Arnes, quien se había adelantado a investigar la puerta infernal- “Qui legent hosce versu, mature censunto, a l´ennemy será faicte fiance, perdu, trouvé, caché de si long siecle, ruyne de´l mur´s vu les combattants de´l vent”
¿Qué se supone que significa eso?- preguntó Keidis, pero Karen le contestó con rapidez, haciendo alarde de su conocimiento- es francés antiguo, dejame ver.
Karen se puso a leer y después de un rato, escribió en la arena árida lo que decía: “quien lea estos versos procure entenderlos con madurez, al enemigo se le otorgará fianza, perdido, hallado, oculto tanto tiempo, la caída del muro ante los guerreros del viento”
Vaya, que claro ha quedado- señaló Keidis, volviendo al sarcasmo.
Es obvio-dijo Jinn, mientras todos le miraban- nosotros somos el enemigo al que se otorga fianza, es decir, la ventaja al haber derrotado a Caín, el muro se refiere a la puerta infernal, “perdido, hallado, oculto tanto tiempo”, supongo que muchos han intentado cruzar la puerta, pero sin lograrlo, “la caída del muro ante los guerreros del viento” significa que debemos usar el poder de Caín para abrir la puerta, “tirar el muro”
¡Claro!-exclamó Keidis- espera… aún no entiendo…
Karen le soltó un golpe en la cabeza y le dijo-¡la lanza! ¡Idiota! ¡Hay que usar la lanza!
Dicho esto, se levantó y tomó la mitad de la lanza que tenía la cuchilla, estaban preguntándose como usarla, hasta que Arnes recordó las técnicas de Caín, y le dijo a Karen que hiciera girar el arma en sus manos, ella lo hizo y de la cuchilla surgió un pequeño tornado, que ella lanzó hacia el enorme cerrojo de la puerta igual que el demonio había intentado matarla.
Los goznes de la puerta rechinaron estruendosamente, tal vez jamás se habían abierto antes, (tal vez los que intentaron abrirlas antes habían lanzado terribles gritos al viento) cuando se abrieron por completo, los chicos se miraron los unos a los otros, inseguros de lo que podían hacer a continuación.
La razón era simple, aunque su plan de pelear uno a uno para no gastar energía estaba funcionando, los siguientes enemigos serían mas poderosos que Caín, y llenos de recursos que no soñarían nunca, esto era solo la entrada, y tal vez no aguantaran el plato fuerte.
Sin embargo, la reciente transformación de Karen era un buen augurio, algo que les daba ánimos, con algo de esfuerzo y mucha fe, saldrían victoriosos, ese pensamiento tenían cuando se lanzaron a la oscuridad de la puerta hacia el tercer circulo del infierno.
Justo antes de entrar en la puerta, Arnes, que siempre tenía conciencia de su alrededor, divisó algo extraño, que no alcanzó a ver bien, pero que tenía un parecido humano.
En la tierra, la situación se veía mejor, las extrañas criaturas que habían estado destruyendo en su terrible búsqueda se habían detenido, algunas regresando por donde habían venido, otras acechando desde el cielo y la oscuridad, volando en círculos sin más meta que esa.
Pero claro, las mentes más pesimistas (y quizá las más acertadas) opinaban que solo era la calma antes de la tormenta, y que solo era cuestión de tiempo para que todo volviera a ser un caos, quizá mucho peor que el ultimo; justo estas personas fueron las que instaron a los gobiernos del mundo a prepararse para el siguiente ataque, evitando a cualquier costo las armas nucleares y biológicas, y enviando a las poblaciones a albergues subterráneos, a veces muy improvisados (los túneles del metro, las minas y cosas así), solo los ejércitos merodeaban por las calles, algunos tontos temerarios atacaban a los demonios y terminaban destazados por las calles, pero por lo demás, solamente se formaban en las ciudades, a la espera del siguiente ataque… y de una masacre inevitable.
El camino era terrible, como de costumbre, pero la tercera vez uno se acostumbra, esta vez casi no sintieron el infernal calor y el aire viciado, de hecho, empezaban a sospechar que el recorrido entre niveles iba a ser lo mejor de este viaje suicida.
El tercer círculo del infierno podría haber sido exactamente igual al anterior, pero la diferencia evidente era que en lugar de tornados, el valle era azotado por un eterno diluvio, que había formado un océano hasta donde alcanzaba la vista, para antes de terminar esta frase, los chicos ya estaban completamente empapados.
Esto nos va a causar más que una gripe- dijo Jinn, aligerando un poco los ánimos- ¿Qué hay aquí?
Este lugar es el castigo a la gula, la soberbia y la envidia, ellos se ahogan sin poder salir jamás a la superficie- explicó Keidis, mientras Jinn trataba de disimular un escalofrío, Arnes no cambió la expresión de su rostro, pero sus ojos dejaron ver por un momento algo de inseguridad, y a Karen le importó un bledo quien se estuviera ahogando, en lo que a ella concernía, se lo merecían si estaban ahí.
Bueno, ¿Cómo cruzamos?-dijo Arnes, con la habitual frialdad en su voz, intensificada por las gélidas corrientes de viento.
No es problema, detrás de la puerta esta Caronte, el barquero, el nos llevará al otro lado si le pagamos- dijo Keidis, y estuvo a punto de lanzar una carcajada cuando los vio a todos buscar en sus bolsillos, entre todos juntaban cuatro pesos al menos.
Es suficiente-dijo Keidis, pero Karen le replicó-¿bromeas? ¡No alcanza ni para el camión de ida!
Este lugar es el castigo a lo codiciosos, es lógico que el barquero no lo sea- dedujo Arnes, quitándole las palabras a Keidis.
Los chicos rodearon la puerta infernal hacia el otro lado de esa pequeña isla, y justo cuando Jinn les estaba planteando a sus compañeros como era que la isla no se hundía, se sorprendieron al ver que solo había un bote, pero ni rastro del barquero.
¡Rayos! Lucifer debe haberle ordenado largarse- sospechó Karen- esto es malo-continuó Keidis- Caronte es el único que sabe cruzar a través de la tormenta.
¿Cuál es el problema con el agua?- preguntó Arnes- además de los espíritus condenados de este lugar, hay muchos demonios marinos y hambrientos dispuestos a atacar lo que se acerque al agua y no esté en el bote.-le advirtió el demonio.
Solo tenemos una opción… recorrer nosotros mismos el océano en el bote- sentenció Karen.
¿Estas demente?- exclamó Keidis, sin creer lo que acababa de oír-¡ir al noveno circulo era ya un suicidio! ¡Pelear contra otros demonios más fuertes es todavía algo soportable! ¡Pero nadie ha navegado a través de la tormenta sin Caronte!
Aunque eso sea verdad…-dijo Jinn, con cierto temblor en su voz-… no tenemos otra opción… ¿Qué esperamos?
Por más que Keidis pensara que subirse a la barca y navegar en ese terrible diluvio era firmar una sentencia de muerte, no hacerlo y regresar sería devastador, al no saber por que camino ir para que Lucifer no causara la destrucción de todo lo existente al tratar de cumplir su ambición.
Así que todos ellos se subieron al bote, este parecía ser azotado como un juguete desde afuera, pero por dentro era bastante más amplio, tenuemente iluminado por velas de llamas azules encerradas en esferas de cristal clavadas con una cadena al muro, francamente, se veía lo suficientemente fuerte para soportar los azotes del diluvio.
Keidis dijo que la barca avanzaba a través del poder del barquero para controlar las corrientes, por eso les sorprendió ver que había varios pares de remos, y que el barco podía ser usado como uno normal, claro que sería mucho más difícil pasar entre una tormenta así, de todos modos, cada quien tomó unos remos, y después de que Jinn hubiese cortado la amarra, se pusieron a remar para alejar el bote de la isla en donde habían estado.
En cuanto estuvieron unos tres metros frente a la puerta, al azote del viento y las olas se hizo tremendo, tanto así que la barca se tambaleaba peligrosamente, casi a punto de volcarse y dejarlos a merced de lo que habitara en las profundidades.
¿Cómo sabremos a donde vamos?-preguntó Arnes.
Caronte usa una brújula que apunta a donde tú quieras, está al frente- y dicho esto, Keidis se dirigió a una pequeña columna que tenía encima una esfera de cristal. El dijo “puerta al cuarto círculo” en tono autoritario, y dentro de la esfera se formó una flecha compuesta de llamas, que apuntó un poco a la derecha de donde se estaban dirigiendo, y claro, con bastante esfuerzo retocaron la dirección del barco.
Avanzar unos cuantos metros en ese océano era terriblemente desgastante, en cada momento una ola los desviaba de su objetivo, y el viento continuaba su letal amenaza de voltear el barco y abandonarlos a su suerte, además, no tenían idea de cuanto tiempo les iba a tomar llegar a la puerta, por lo menos si sabían que era menos de la distancia anterior, pero la tormenta agitaba el barco como si un gigante jugara con el.
Esa se convirtió en la menor de sus preocupaciones cuando sintieron un tremendo golpe que no provenía de las olas, ya ante ellos se alzaron varias columnas gigantes.
Después de un momento se dieron cuenta de que de hecho, aquellas no eran columnas, sino serpientes marinas, al mirar los destellos infernales en sus ojos.
Por supuesto, Keidis les dijo que siguieran remando, mientras el se encargaba de aquellas criaturas que se abalanzaron de inmediato sobre la barca, el demonio les repelía con su espada, cercenando sus cabezas con agilidad y rapidez.
El problema estaba en que cada vez llegaban más y más de esos demonios, y hubo un momento en que Keidis no fue lo suficientemente veloz para repeler el ataque, el gigantesco demonio se estrelló contra la barca, haciéndola añicos y lanzándolos a todos al agua…
Arnes estaba bajo la tormentosa superficie de ese infernal océano, desorientado por el golpe y buscando el aire, además tenía que ponerse alerta a cualquier tipo de movimiento, Keidis había dicho que en ese mar…
Para cuando se dio cuenta, era tarde, desde su pierna algo lo jalaba hacia abajo, alejándolo de los trozos despedazados de la barca, miró hacia abajo y vio a un hombre, de piel verdosa y cabello amarillento, con unos ojos blancos y terriblemente vivos, que tiraba de la pierna de Arnes en dirección a la oscuridad del fondo…
A Arnes empezaba a faltarle el aire…
Durante la pelea con el demonio Caín, Karen había resultado muy herida, y a pesar de que mientras había tenido esa mirada penetrante y despiadada no parecía importarle, en este momento se había tranquilizado y todas las injurias eran bastante dolorosas, afortunadamente ella conocía algunos hechizos de curación, y con Jinn recitando palabras mágicas, pronto las lesiones habían sido mitigadas.
Está un poco mejor, gracias- dijo ella cuando Keidis le preguntó (alegando que si estaba muy mal, sería una desventaja), y entonces Jinn quiso saber algo que rondaba en las mentes de todos- ¿Qué lo eso que pasó durante la pelea?
Karen le miró como si hubiera preferido que evitara la pregunta, pero al final dijo-no soy un ángel puro, de hecho soy hibrida, mitad ángel y mitad demonio.
El nuevo dato dejó en shock a todos, nadie jamás se hubiera esperado eso de parte de un ángel de alto rango como ella, Arnes se saltó a la parte que le interesaba- ¿pero por que no nos lo dijiste antes?
Ella explicó sin sorprenderse por la reacción de sus compañeros- por que normalmente lo tengo bajo control, solo no tengo que molestarme demasiado.
¡Vaya! ¡Pero que sencillo, por tu parte!- dijo Keidis sarcástico y riéndose, pero se calló rápidamente al ver la expresión de Karen.
Bueno, pero volviendo a ese pequeño detalle de salvar al mundo ¿Cómo pasamos al tercer círculo?- dijo Jinn.
Hay una inscripción en la puerta-dijo Arnes, quien se había adelantado a investigar la puerta infernal- “Qui legent hosce versu, mature censunto, a l´ennemy será faicte fiance, perdu, trouvé, caché de si long siecle, ruyne de´l mur´s vu les combattants de´l vent”
¿Qué se supone que significa eso?- preguntó Keidis, pero Karen le contestó con rapidez, haciendo alarde de su conocimiento- es francés antiguo, dejame ver.
Karen se puso a leer y después de un rato, escribió en la arena árida lo que decía: “quien lea estos versos procure entenderlos con madurez, al enemigo se le otorgará fianza, perdido, hallado, oculto tanto tiempo, la caída del muro ante los guerreros del viento”
Vaya, que claro ha quedado- señaló Keidis, volviendo al sarcasmo.
Es obvio-dijo Jinn, mientras todos le miraban- nosotros somos el enemigo al que se otorga fianza, es decir, la ventaja al haber derrotado a Caín, el muro se refiere a la puerta infernal, “perdido, hallado, oculto tanto tiempo”, supongo que muchos han intentado cruzar la puerta, pero sin lograrlo, “la caída del muro ante los guerreros del viento” significa que debemos usar el poder de Caín para abrir la puerta, “tirar el muro”
¡Claro!-exclamó Keidis- espera… aún no entiendo…
Karen le soltó un golpe en la cabeza y le dijo-¡la lanza! ¡Idiota! ¡Hay que usar la lanza!
Dicho esto, se levantó y tomó la mitad de la lanza que tenía la cuchilla, estaban preguntándose como usarla, hasta que Arnes recordó las técnicas de Caín, y le dijo a Karen que hiciera girar el arma en sus manos, ella lo hizo y de la cuchilla surgió un pequeño tornado, que ella lanzó hacia el enorme cerrojo de la puerta igual que el demonio había intentado matarla.
Los goznes de la puerta rechinaron estruendosamente, tal vez jamás se habían abierto antes, (tal vez los que intentaron abrirlas antes habían lanzado terribles gritos al viento) cuando se abrieron por completo, los chicos se miraron los unos a los otros, inseguros de lo que podían hacer a continuación.
La razón era simple, aunque su plan de pelear uno a uno para no gastar energía estaba funcionando, los siguientes enemigos serían mas poderosos que Caín, y llenos de recursos que no soñarían nunca, esto era solo la entrada, y tal vez no aguantaran el plato fuerte.
Sin embargo, la reciente transformación de Karen era un buen augurio, algo que les daba ánimos, con algo de esfuerzo y mucha fe, saldrían victoriosos, ese pensamiento tenían cuando se lanzaron a la oscuridad de la puerta hacia el tercer circulo del infierno.
Justo antes de entrar en la puerta, Arnes, que siempre tenía conciencia de su alrededor, divisó algo extraño, que no alcanzó a ver bien, pero que tenía un parecido humano.
En la tierra, la situación se veía mejor, las extrañas criaturas que habían estado destruyendo en su terrible búsqueda se habían detenido, algunas regresando por donde habían venido, otras acechando desde el cielo y la oscuridad, volando en círculos sin más meta que esa.
Pero claro, las mentes más pesimistas (y quizá las más acertadas) opinaban que solo era la calma antes de la tormenta, y que solo era cuestión de tiempo para que todo volviera a ser un caos, quizá mucho peor que el ultimo; justo estas personas fueron las que instaron a los gobiernos del mundo a prepararse para el siguiente ataque, evitando a cualquier costo las armas nucleares y biológicas, y enviando a las poblaciones a albergues subterráneos, a veces muy improvisados (los túneles del metro, las minas y cosas así), solo los ejércitos merodeaban por las calles, algunos tontos temerarios atacaban a los demonios y terminaban destazados por las calles, pero por lo demás, solamente se formaban en las ciudades, a la espera del siguiente ataque… y de una masacre inevitable.
El camino era terrible, como de costumbre, pero la tercera vez uno se acostumbra, esta vez casi no sintieron el infernal calor y el aire viciado, de hecho, empezaban a sospechar que el recorrido entre niveles iba a ser lo mejor de este viaje suicida.
El tercer círculo del infierno podría haber sido exactamente igual al anterior, pero la diferencia evidente era que en lugar de tornados, el valle era azotado por un eterno diluvio, que había formado un océano hasta donde alcanzaba la vista, para antes de terminar esta frase, los chicos ya estaban completamente empapados.
Esto nos va a causar más que una gripe- dijo Jinn, aligerando un poco los ánimos- ¿Qué hay aquí?
Este lugar es el castigo a la gula, la soberbia y la envidia, ellos se ahogan sin poder salir jamás a la superficie- explicó Keidis, mientras Jinn trataba de disimular un escalofrío, Arnes no cambió la expresión de su rostro, pero sus ojos dejaron ver por un momento algo de inseguridad, y a Karen le importó un bledo quien se estuviera ahogando, en lo que a ella concernía, se lo merecían si estaban ahí.
Bueno, ¿Cómo cruzamos?-dijo Arnes, con la habitual frialdad en su voz, intensificada por las gélidas corrientes de viento.
No es problema, detrás de la puerta esta Caronte, el barquero, el nos llevará al otro lado si le pagamos- dijo Keidis, y estuvo a punto de lanzar una carcajada cuando los vio a todos buscar en sus bolsillos, entre todos juntaban cuatro pesos al menos.
Es suficiente-dijo Keidis, pero Karen le replicó-¿bromeas? ¡No alcanza ni para el camión de ida!
Este lugar es el castigo a lo codiciosos, es lógico que el barquero no lo sea- dedujo Arnes, quitándole las palabras a Keidis.
Los chicos rodearon la puerta infernal hacia el otro lado de esa pequeña isla, y justo cuando Jinn les estaba planteando a sus compañeros como era que la isla no se hundía, se sorprendieron al ver que solo había un bote, pero ni rastro del barquero.
¡Rayos! Lucifer debe haberle ordenado largarse- sospechó Karen- esto es malo-continuó Keidis- Caronte es el único que sabe cruzar a través de la tormenta.
¿Cuál es el problema con el agua?- preguntó Arnes- además de los espíritus condenados de este lugar, hay muchos demonios marinos y hambrientos dispuestos a atacar lo que se acerque al agua y no esté en el bote.-le advirtió el demonio.
Solo tenemos una opción… recorrer nosotros mismos el océano en el bote- sentenció Karen.
¿Estas demente?- exclamó Keidis, sin creer lo que acababa de oír-¡ir al noveno circulo era ya un suicidio! ¡Pelear contra otros demonios más fuertes es todavía algo soportable! ¡Pero nadie ha navegado a través de la tormenta sin Caronte!
Aunque eso sea verdad…-dijo Jinn, con cierto temblor en su voz-… no tenemos otra opción… ¿Qué esperamos?
Por más que Keidis pensara que subirse a la barca y navegar en ese terrible diluvio era firmar una sentencia de muerte, no hacerlo y regresar sería devastador, al no saber por que camino ir para que Lucifer no causara la destrucción de todo lo existente al tratar de cumplir su ambición.
Así que todos ellos se subieron al bote, este parecía ser azotado como un juguete desde afuera, pero por dentro era bastante más amplio, tenuemente iluminado por velas de llamas azules encerradas en esferas de cristal clavadas con una cadena al muro, francamente, se veía lo suficientemente fuerte para soportar los azotes del diluvio.
Keidis dijo que la barca avanzaba a través del poder del barquero para controlar las corrientes, por eso les sorprendió ver que había varios pares de remos, y que el barco podía ser usado como uno normal, claro que sería mucho más difícil pasar entre una tormenta así, de todos modos, cada quien tomó unos remos, y después de que Jinn hubiese cortado la amarra, se pusieron a remar para alejar el bote de la isla en donde habían estado.
En cuanto estuvieron unos tres metros frente a la puerta, al azote del viento y las olas se hizo tremendo, tanto así que la barca se tambaleaba peligrosamente, casi a punto de volcarse y dejarlos a merced de lo que habitara en las profundidades.
¿Cómo sabremos a donde vamos?-preguntó Arnes.
Caronte usa una brújula que apunta a donde tú quieras, está al frente- y dicho esto, Keidis se dirigió a una pequeña columna que tenía encima una esfera de cristal. El dijo “puerta al cuarto círculo” en tono autoritario, y dentro de la esfera se formó una flecha compuesta de llamas, que apuntó un poco a la derecha de donde se estaban dirigiendo, y claro, con bastante esfuerzo retocaron la dirección del barco.
Avanzar unos cuantos metros en ese océano era terriblemente desgastante, en cada momento una ola los desviaba de su objetivo, y el viento continuaba su letal amenaza de voltear el barco y abandonarlos a su suerte, además, no tenían idea de cuanto tiempo les iba a tomar llegar a la puerta, por lo menos si sabían que era menos de la distancia anterior, pero la tormenta agitaba el barco como si un gigante jugara con el.
Esa se convirtió en la menor de sus preocupaciones cuando sintieron un tremendo golpe que no provenía de las olas, ya ante ellos se alzaron varias columnas gigantes.
Después de un momento se dieron cuenta de que de hecho, aquellas no eran columnas, sino serpientes marinas, al mirar los destellos infernales en sus ojos.
Por supuesto, Keidis les dijo que siguieran remando, mientras el se encargaba de aquellas criaturas que se abalanzaron de inmediato sobre la barca, el demonio les repelía con su espada, cercenando sus cabezas con agilidad y rapidez.
El problema estaba en que cada vez llegaban más y más de esos demonios, y hubo un momento en que Keidis no fue lo suficientemente veloz para repeler el ataque, el gigantesco demonio se estrelló contra la barca, haciéndola añicos y lanzándolos a todos al agua…
Arnes estaba bajo la tormentosa superficie de ese infernal océano, desorientado por el golpe y buscando el aire, además tenía que ponerse alerta a cualquier tipo de movimiento, Keidis había dicho que en ese mar…
Para cuando se dio cuenta, era tarde, desde su pierna algo lo jalaba hacia abajo, alejándolo de los trozos despedazados de la barca, miró hacia abajo y vio a un hombre, de piel verdosa y cabello amarillento, con unos ojos blancos y terriblemente vivos, que tiraba de la pierna de Arnes en dirección a la oscuridad del fondo…
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