capitulo 15: Cielos Azules y el Bosque de la Avaricia
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capitulo 15: Cielos Azules y el Bosque de la Avaricia
Keidis apenas pudo recobrar el sentido, y cuando lo hizo, vio a Arnes peleando contra Belial, al parecer no con mejores resultados, se levantó y de hecho, se indignó por que sus compañeros lo creyeran muerto.
-nadie… te dijo que podías pelear con mi oponente…-dijo Keidis, con dificultad-quien te crees… que eres.
Arnes retrocedió para dar paso a Keidis, sin decir una palabra, el demonio Belial rió a mandíbula suelta por el hecho de que Keidis siguiera de pie, y aguardó a que se preparara, cosa que le tomó su tiempo, el daño recibido por el ataque era muy fuerte, y al parecer su brazo izquierdo estaba paralizado, lo que dificultaría su forma de pelear.
-así que todavía tienes la insolencia suficiente para desafiarme- gruñó Belial-debiste aceptar mi oferta, al menos podrías seguir viviendo…
Keidis lo miró a los ojos y dijo-Si eso significa verme como tu, creo que paso…
El gigantesco demonio agitó su enorme cola de serpiente y la dejó caer pesadamente sobre Keidis, quien para sorpresa de todos ahí, no la esquivó… sino que la cargó con sus propias manos…
-Que tal si te vas de paseo…-Keidis arrojó al inmenso monstruo contra la puerta infernal y mientras este estaba aturdido, tomó su Silver Wing, y la incrustó en el cuerpo de serpiente de Belial. Este vociferó de dolor, pero claro que no fue suficiente para derrotarlo, y Keidis se vio envuelto en la cola de la serpiente, para luego ser azotado contra el suelo.
-No tienes la menor oportunidad contra mí -dijo Belial, asomando una lengua viperina- y sin tu espada, esta pelea ya se acabó…
Pero Keidis se levantó y lo miró con todo el fervor de las llamas en sus ojos, y aunque no podían verlo con claridad, sus compañeros notaban que sonreía- eso ya lo veremos.-
Dicho esto, desapareció y atacó desde el aire, dándole un fuerte golpe en la cara a Belial, después saltó hacia atrás y sacó su ballesta, para lanzar varias flechas a los brazos y cola del demonio, dejándolo clavado a la puerta.
Belial se debatía en gritos de agonía y dolor-no sabes lo que estas haciendo, Keidis, no tienes idea de las consecuencias de tus acciones.
Keidis estaba en el suelo, trazando un circulo mágico en el suelo, luego extendió una mano hacia su espada, aun clavada en el demonio, y comenzó a brillar- si vas a enseñarle a alguien como seguir el curso de su vida- dijo el cazador- primero haz tu tarea… ¡Tormenta de Acero!
La espada de Keidis incrementó su fulgor, creciendo como una estrella y cegando a sus aliados, lo único que podían escuchar era el rugido de Belial, y para cuando terminó, el demonio había desaparecido…
-¡Si! ¡Miren y aprendan, idiotas!- rio Keidis, por supuesto que lo demás tuvieron que contener la risa, pero felicitaron a Keidis y planeaban seguir su camino cuando ocurrió algo insólito…
Por primera vez en el tercer círculo del infierno, la lluvia cesó… y dejó ver un cielo azul…
-Vaya, ahora si lo he visto todo-dijo Keidis, compartiendo el asombro de los demás, pero entonces Arnes se dio cuenta de algo raro, algo que normalmente no fuera visible hasta ser tocado por la luz de lo que fuera que iluminaba las profundidades del infierno…
-Miren eso-dijo Arnes, señalando la puerta infernal, los demás voltearon y vieron una imagen pintada en la puerta infernal, llevaba un tridente como el de Belial, una larga barba y cabello blanco, vestía una toga y tenía por montura un caballo blanco…
Es una imagen de Poseidón-dijo Jinn- y si no me equivoco, la clave para entrar por la puerta…
-lleva algo en la otra mano- observó Karen, para luego agregar- es la brújula de Caronte.
En efecto, la imagen llevaba el orbe con la flecha llameante como si fuera un tesoro de gran valor, era obvio que la brújula era la llave para abrir la entrada al cuarto círculo.
-Genial-se quejó Karen- la brújula se debió perder cuando nos atacaron esos monstruos, ¿Cómo vamos a pasar?
-No estes tan segura- dijo Keidis, al tiempo que extraía el orbe de una bolsa en su cinturón.
¡Bien! Por lo menos sabemos que tienes tus momentos de genialidad- dijo Jinn, y Keidis, quien no supo como reaccionar, solo alcanzó a murmurar- ahhh… ¿gracias?
¿Por qué lo tomaste después de que se hundiera el barco?- lo cuestionó Karen.
Quería tenerlo de recuerdo-y después lo presentó ante la puerta, el interior de la brújula estalló en llamas, y las olas alrededor de la isla se incrementaron, la puerta retumbó y pareció a punto de caerse en pedazos cuando sus goznes dieron paso al portal al siguiente círculo.
-Cada vez que abrimos una puerta, parece que va a derrumbarse- comentó Jinn, lo que de hecho fue bastante gracioso, hasta que Arnes dijo- no hay tiempo para chistes, hay que irnos- y saltó a la puerta.
-Si, hay que seguir al aguafiestas- dijo Keidis, riéndose todo el camino hasta la entrada.
-Ese tipo, me asusta- bromeó Jinn, al entrar saltando al oscuro portal.
-Pero que caballerosos son todos ustedes- rio con sarcasmo Karen, y se dirigió al cuarto círculo.
De vuelta en la tierra, los ojos de todo el mundo eran testigos de lo que en el cráter Chiexulub, aquel objeto emergente estaba ya a la vista de todos a varias cuadras de distancia, y los medios se engolosinaban de lo lindo reportando a todo el mundo la aparición de esa cosa, y las criaturas que hace unos días habían atacado a la humanidad ahora acechaban desde las sombras sin hacer nada más que eso, algunos miraban desde el aire a los soldados que se atrevían a salir para conseguir víveres, evitando a toda costa a los demonios que, en tierra, se quedaban ahí parados como esperando a que alguien les diera una orden, sin importar el tiempo que esta tardara en llegar…
Claro que la acción del Vaticano se hizo presente, aunque un poco más tarde ya que ni siquiera ellos podían creer lo que estaba sucediendo, pero cuando el ataque demoniaco cesó, el Papa anunció varios mensajes en los que advertía al mundo que se arrepintieran de sus pecados y abrieran sus brazos a la iglesia, pues el dia del juicio final se acercaba, y aquellos que estaban en los refugios oraban y pedían ser perdonados, lo que no sabían es que si sus plegarias eran respondidas, dependía en cierto modo de cuatro personas.
Al atravesar Karen el inmenso túnel que llevaba al cuarto círculo, se dio cuenta de que este era el cambio más drástico que había visto hasta ahora en el infierno, pues después de la tormenta, el área que le seguía era un tupido bosque nocturno, donde lo que se podía ver a través de la oscuridad eran montones de árboles entrelazados, el lugar daba la sensación de maldad en cada hoja, y en poco tiempo, todos ellos se sintieron observados por los ojos de una bestia invisible.
-Tengan cuidado, en este lugar existen los demonios más primitivos de todos, y algunos de los más fuertes, pero además…-comenzó Keidis.
-¿Qué sucede?- preguntó Jinn, con esa sensación de no querer conocer la respuesta.
-Aquellos que han logrado cruzar el bosque y derrotar a los demonios, han sucumbido ante la habilidad de la guardiana del bosque, de hecho, ni siquiera yo he visto lo que hay después de esta área- anunció Keidis.
-Significa que si de milagro la derrotamos, estaremos ciegos el resto del camino- observó Karen.
- nada de “la derrotamos”, yo pelearé contra ella, y ustedes pueden mirar-anunció Arnes, cansado ya de esperar su turno.
-Aquí se castiga a los que han dedicado su alma a la avaricia, como el constructor de la torre de Babel, y todos los que quisieron siempre más gloria y poder- les hizo saber Keidis-hay tesoros increíbles por todos lados, pero no los toquen, o correrán la misma suerte que las almas aquí atrapadas.
-Por lo menos no las vemos-dijo Karen, un tanto aliviada-estoy harta de que traten de llevarnos con ellos.
Keidis se rio y dijo-solo levanta la mirada-todos lo hicieron y vieron a montones de personas atrapadas entre las ramas de los árboles, envueltas en enredaderas y mordidas por cientos de arañas del tamaño de cabras, la visión era tan terrible que Jinn se vio obligado a desviar la mirada.
-No se preocupen de los insectos, su único propósito es el de atormentar a los prisioneros, lo cual es un alivio, ya que hay cosas peores de las que preocuparse-dijo en un tono que preocupó a sus compañeros-andando.-
Una cosa era decir que había que avanzar y otra muy distinta era hacerlo, la vegetación era increíblemente tupida, y más de una vez alguna rama los golpeaba o uno de esos bichejos inmundos cruzaba por sus cabezas, cabe mencionar que todos ellos sintieron el tacto de sus patas muy desagradable por saber exactamente que eran, y los sacudían fuertemente con los puños.
-Esto es una perdida de tiempo-dijo Arnes después de un rato-no sabemos por donde vamos, y no tenemos una guía como hace un momento-dicho esto, Arnes comenzó a subir por uno de los árboles.
-¿Qué rayos estás haciendo?-le espetó Karen, mientras el frio joven trepaba con relativa facilidad, apartando las enredaderas y las arañas de su camino-busco un punto alto.-
Arnes seguía subiendo por el árbol, cuya cima invisible parecía tan lejana como la distancia de la tierra a la luna, y cuando estaba comenzando a desesperarse, encontró la copa del árbol, atravesó las hojas, y gracias a su excelente visión, se dio una idea de que tan lejos estaban de su destino.
Al principio no tenía ningún punto de referencia, pero luego divisó un resplandor como de fuego varios metros más adelante, a tanta distancia que era apenas perceptible.
-¿ves algo?-oyó decir a lo lejos a Keidis, a lo que le contestó-hay una luz algunos metros más al frente, creo que…
Arnes no pudo terminar la frase, pues sus ojos, lo único expresivo en su rostro, demostraron una enorme sorpresa al sentir que el árbol en el que estaba parado se estremecía y se movía, más no por el viento…
El joven obedeció al primer instinto que le cruzó por la mente: bajar del árbol lo más pronto posible, y eso hizo, para cuando llegó al suelo, todos fueron testigos de cómo el árbol despegaba sus raíces del suelo y empezó a avanzar como una araña gigante.
-Acabo de verlo todo-dijo Arnes, que aunque estaba asombrado, su rostro no lo demostraba. Pero el asombro dio paso a la alerta, cuando de la oscuridad del bosque surgieron decenas de demonios alados, que a diferencia de los cuervos que ya habían visto, tenían un aletear silencioso y plumaje grisáceo, de hecho, eran como enormes lechuzas, a excepción de sus ojos brillantes de color rojo claro, su velocidad era cegadora y repeler sus gigantescas garras era todo un reto para los chicos, pues el hecho de que no hicieran ningún ruido y su rapidez los convertían en difíciles objetivos.
Pero la situación no duró mucho tiempo, pues Arnes tuvo una brillante idea, dejó que una lechuza lo siguiera mientras corría, después se volteó rápidamente y cortó por la mitad al monstruo.
Repitió la estrategia por mucho tiempo, hasta que el número de demonios disminuyó y estos se vieron obligados a huir…
-Genial… ahora nos vas a presumir esto ¿no?- dijo Keidis, con todo el sarcasmo que pudo reunir, pero Arnes no dijo nada, solo siguió caminando en la dirección en la que había visto la luz, su mente estaba revuelta con ideas de lo mucho que su vida había cambiado, como por ejemplo, el hecho de estar acompañado por cuatro individuos con el mismo objetivo que el.
-¡Cuidado, Arnes!- oyó decir a Jinn, cosa que le dio el suficiente tiempo para moverse antes de que una flecha dorada chocara contra el suelo y lo hiciera explotar en pedazos.
Arnes miró hacia arriba, y lo que vio lo sorprendió igual que a todos los demás… pues había un ángel con alas y armadura blancas, que sostenía un arco y una flecha con toda la intención de atacar de nueva cuenta, el joven reconoció de inmediato el tono azul único en sus ojos.
-Kayleena…- susurró Arnes, mientras se preparaba para defenderse, ella bajó a nivel de tierra y apuntó hacia el, ante la mirada expectante de todos los demás.
-¿Qué estás haciendo aquí?-preguntó el, mientras Kayleena le respondía con autentico desprecio-tenemos una cuenta pendiente y no me rendiré hasta que termine contigo.-
-No lo entiendo-dijo Arnes-¿no sabes nada de la profecía?-Kayleena se limitó a disparar la flecha que sostenía, que pasó muy cerca de la cara de Arnes-¿tratas de confundirme? ¡Pues no funcionará!-Arnes usó ese momento para atacar a Kayleena, ella se defendió del golpe, pero la fuerza del joven hizo que sus pies derraparan y eso hizo que se estrellara contra el árbol detrás de ella.
-¡¿eso es todo lo que tienes?!-le espetó ella, el odio estaba aferrado como una enredadera en su dulce voz, y cada vez que Arnes la miraba a los ojos, helaba su sangre.
Pero en el momento en que ella iba a contraatacar, una criatura demoniaca, con la forma de un zorro, atacó a Kayleena, quien no pudo defenderse, y terminó siendo mordida en el brazo, ante la mirada expectante de todos.
Su reacción fue la de golpear al demonio con el puño, cosa que le hizo soltarla y perderse en el bosque, el ángel miró con rencor a Arnes, congelando su alma, para después levantar vuelo y desaparecer en la noche.
Arnes se quedó mirando al cielo unos instantes, meditando el porque era que ella no lo escuchaba, por que lo odiaba de esa manera, el hecho es que durante la pelea vio más de esas imágenes borrosas en su mente, esta vez, una de las figuras estaba tirada en el suelo, a punto de ser liquidado por el arma del otro…
Pero mientras trataba de entender el significado de esos borrosos recuerdos, oyó a Jinn decir “miren”, mientras señalaba en una dirección en el bosque.
Ahí estaba el zorro demonio que mordió a Kayleena, aun con sangre en el hocico, y al tiempo en que lo detectaban, huyó dentro de la obscuridad.
-Sigámoslo- dijo Keidis, al tiempo que se ponían en marcha, sin tener idea de lo que les esperaba.
-nadie… te dijo que podías pelear con mi oponente…-dijo Keidis, con dificultad-quien te crees… que eres.
Arnes retrocedió para dar paso a Keidis, sin decir una palabra, el demonio Belial rió a mandíbula suelta por el hecho de que Keidis siguiera de pie, y aguardó a que se preparara, cosa que le tomó su tiempo, el daño recibido por el ataque era muy fuerte, y al parecer su brazo izquierdo estaba paralizado, lo que dificultaría su forma de pelear.
-así que todavía tienes la insolencia suficiente para desafiarme- gruñó Belial-debiste aceptar mi oferta, al menos podrías seguir viviendo…
Keidis lo miró a los ojos y dijo-Si eso significa verme como tu, creo que paso…
El gigantesco demonio agitó su enorme cola de serpiente y la dejó caer pesadamente sobre Keidis, quien para sorpresa de todos ahí, no la esquivó… sino que la cargó con sus propias manos…
-Que tal si te vas de paseo…-Keidis arrojó al inmenso monstruo contra la puerta infernal y mientras este estaba aturdido, tomó su Silver Wing, y la incrustó en el cuerpo de serpiente de Belial. Este vociferó de dolor, pero claro que no fue suficiente para derrotarlo, y Keidis se vio envuelto en la cola de la serpiente, para luego ser azotado contra el suelo.
-No tienes la menor oportunidad contra mí -dijo Belial, asomando una lengua viperina- y sin tu espada, esta pelea ya se acabó…
Pero Keidis se levantó y lo miró con todo el fervor de las llamas en sus ojos, y aunque no podían verlo con claridad, sus compañeros notaban que sonreía- eso ya lo veremos.-
Dicho esto, desapareció y atacó desde el aire, dándole un fuerte golpe en la cara a Belial, después saltó hacia atrás y sacó su ballesta, para lanzar varias flechas a los brazos y cola del demonio, dejándolo clavado a la puerta.
Belial se debatía en gritos de agonía y dolor-no sabes lo que estas haciendo, Keidis, no tienes idea de las consecuencias de tus acciones.
Keidis estaba en el suelo, trazando un circulo mágico en el suelo, luego extendió una mano hacia su espada, aun clavada en el demonio, y comenzó a brillar- si vas a enseñarle a alguien como seguir el curso de su vida- dijo el cazador- primero haz tu tarea… ¡Tormenta de Acero!
La espada de Keidis incrementó su fulgor, creciendo como una estrella y cegando a sus aliados, lo único que podían escuchar era el rugido de Belial, y para cuando terminó, el demonio había desaparecido…
-¡Si! ¡Miren y aprendan, idiotas!- rio Keidis, por supuesto que lo demás tuvieron que contener la risa, pero felicitaron a Keidis y planeaban seguir su camino cuando ocurrió algo insólito…
Por primera vez en el tercer círculo del infierno, la lluvia cesó… y dejó ver un cielo azul…
-Vaya, ahora si lo he visto todo-dijo Keidis, compartiendo el asombro de los demás, pero entonces Arnes se dio cuenta de algo raro, algo que normalmente no fuera visible hasta ser tocado por la luz de lo que fuera que iluminaba las profundidades del infierno…
-Miren eso-dijo Arnes, señalando la puerta infernal, los demás voltearon y vieron una imagen pintada en la puerta infernal, llevaba un tridente como el de Belial, una larga barba y cabello blanco, vestía una toga y tenía por montura un caballo blanco…
Es una imagen de Poseidón-dijo Jinn- y si no me equivoco, la clave para entrar por la puerta…
-lleva algo en la otra mano- observó Karen, para luego agregar- es la brújula de Caronte.
En efecto, la imagen llevaba el orbe con la flecha llameante como si fuera un tesoro de gran valor, era obvio que la brújula era la llave para abrir la entrada al cuarto círculo.
-Genial-se quejó Karen- la brújula se debió perder cuando nos atacaron esos monstruos, ¿Cómo vamos a pasar?
-No estes tan segura- dijo Keidis, al tiempo que extraía el orbe de una bolsa en su cinturón.
¡Bien! Por lo menos sabemos que tienes tus momentos de genialidad- dijo Jinn, y Keidis, quien no supo como reaccionar, solo alcanzó a murmurar- ahhh… ¿gracias?
¿Por qué lo tomaste después de que se hundiera el barco?- lo cuestionó Karen.
Quería tenerlo de recuerdo-y después lo presentó ante la puerta, el interior de la brújula estalló en llamas, y las olas alrededor de la isla se incrementaron, la puerta retumbó y pareció a punto de caerse en pedazos cuando sus goznes dieron paso al portal al siguiente círculo.
-Cada vez que abrimos una puerta, parece que va a derrumbarse- comentó Jinn, lo que de hecho fue bastante gracioso, hasta que Arnes dijo- no hay tiempo para chistes, hay que irnos- y saltó a la puerta.
-Si, hay que seguir al aguafiestas- dijo Keidis, riéndose todo el camino hasta la entrada.
-Ese tipo, me asusta- bromeó Jinn, al entrar saltando al oscuro portal.
-Pero que caballerosos son todos ustedes- rio con sarcasmo Karen, y se dirigió al cuarto círculo.
De vuelta en la tierra, los ojos de todo el mundo eran testigos de lo que en el cráter Chiexulub, aquel objeto emergente estaba ya a la vista de todos a varias cuadras de distancia, y los medios se engolosinaban de lo lindo reportando a todo el mundo la aparición de esa cosa, y las criaturas que hace unos días habían atacado a la humanidad ahora acechaban desde las sombras sin hacer nada más que eso, algunos miraban desde el aire a los soldados que se atrevían a salir para conseguir víveres, evitando a toda costa a los demonios que, en tierra, se quedaban ahí parados como esperando a que alguien les diera una orden, sin importar el tiempo que esta tardara en llegar…
Claro que la acción del Vaticano se hizo presente, aunque un poco más tarde ya que ni siquiera ellos podían creer lo que estaba sucediendo, pero cuando el ataque demoniaco cesó, el Papa anunció varios mensajes en los que advertía al mundo que se arrepintieran de sus pecados y abrieran sus brazos a la iglesia, pues el dia del juicio final se acercaba, y aquellos que estaban en los refugios oraban y pedían ser perdonados, lo que no sabían es que si sus plegarias eran respondidas, dependía en cierto modo de cuatro personas.
Al atravesar Karen el inmenso túnel que llevaba al cuarto círculo, se dio cuenta de que este era el cambio más drástico que había visto hasta ahora en el infierno, pues después de la tormenta, el área que le seguía era un tupido bosque nocturno, donde lo que se podía ver a través de la oscuridad eran montones de árboles entrelazados, el lugar daba la sensación de maldad en cada hoja, y en poco tiempo, todos ellos se sintieron observados por los ojos de una bestia invisible.
-Tengan cuidado, en este lugar existen los demonios más primitivos de todos, y algunos de los más fuertes, pero además…-comenzó Keidis.
-¿Qué sucede?- preguntó Jinn, con esa sensación de no querer conocer la respuesta.
-Aquellos que han logrado cruzar el bosque y derrotar a los demonios, han sucumbido ante la habilidad de la guardiana del bosque, de hecho, ni siquiera yo he visto lo que hay después de esta área- anunció Keidis.
-Significa que si de milagro la derrotamos, estaremos ciegos el resto del camino- observó Karen.
- nada de “la derrotamos”, yo pelearé contra ella, y ustedes pueden mirar-anunció Arnes, cansado ya de esperar su turno.
-Aquí se castiga a los que han dedicado su alma a la avaricia, como el constructor de la torre de Babel, y todos los que quisieron siempre más gloria y poder- les hizo saber Keidis-hay tesoros increíbles por todos lados, pero no los toquen, o correrán la misma suerte que las almas aquí atrapadas.
-Por lo menos no las vemos-dijo Karen, un tanto aliviada-estoy harta de que traten de llevarnos con ellos.
Keidis se rio y dijo-solo levanta la mirada-todos lo hicieron y vieron a montones de personas atrapadas entre las ramas de los árboles, envueltas en enredaderas y mordidas por cientos de arañas del tamaño de cabras, la visión era tan terrible que Jinn se vio obligado a desviar la mirada.
-No se preocupen de los insectos, su único propósito es el de atormentar a los prisioneros, lo cual es un alivio, ya que hay cosas peores de las que preocuparse-dijo en un tono que preocupó a sus compañeros-andando.-
Una cosa era decir que había que avanzar y otra muy distinta era hacerlo, la vegetación era increíblemente tupida, y más de una vez alguna rama los golpeaba o uno de esos bichejos inmundos cruzaba por sus cabezas, cabe mencionar que todos ellos sintieron el tacto de sus patas muy desagradable por saber exactamente que eran, y los sacudían fuertemente con los puños.
-Esto es una perdida de tiempo-dijo Arnes después de un rato-no sabemos por donde vamos, y no tenemos una guía como hace un momento-dicho esto, Arnes comenzó a subir por uno de los árboles.
-¿Qué rayos estás haciendo?-le espetó Karen, mientras el frio joven trepaba con relativa facilidad, apartando las enredaderas y las arañas de su camino-busco un punto alto.-
Arnes seguía subiendo por el árbol, cuya cima invisible parecía tan lejana como la distancia de la tierra a la luna, y cuando estaba comenzando a desesperarse, encontró la copa del árbol, atravesó las hojas, y gracias a su excelente visión, se dio una idea de que tan lejos estaban de su destino.
Al principio no tenía ningún punto de referencia, pero luego divisó un resplandor como de fuego varios metros más adelante, a tanta distancia que era apenas perceptible.
-¿ves algo?-oyó decir a lo lejos a Keidis, a lo que le contestó-hay una luz algunos metros más al frente, creo que…
Arnes no pudo terminar la frase, pues sus ojos, lo único expresivo en su rostro, demostraron una enorme sorpresa al sentir que el árbol en el que estaba parado se estremecía y se movía, más no por el viento…
El joven obedeció al primer instinto que le cruzó por la mente: bajar del árbol lo más pronto posible, y eso hizo, para cuando llegó al suelo, todos fueron testigos de cómo el árbol despegaba sus raíces del suelo y empezó a avanzar como una araña gigante.
-Acabo de verlo todo-dijo Arnes, que aunque estaba asombrado, su rostro no lo demostraba. Pero el asombro dio paso a la alerta, cuando de la oscuridad del bosque surgieron decenas de demonios alados, que a diferencia de los cuervos que ya habían visto, tenían un aletear silencioso y plumaje grisáceo, de hecho, eran como enormes lechuzas, a excepción de sus ojos brillantes de color rojo claro, su velocidad era cegadora y repeler sus gigantescas garras era todo un reto para los chicos, pues el hecho de que no hicieran ningún ruido y su rapidez los convertían en difíciles objetivos.
Pero la situación no duró mucho tiempo, pues Arnes tuvo una brillante idea, dejó que una lechuza lo siguiera mientras corría, después se volteó rápidamente y cortó por la mitad al monstruo.
Repitió la estrategia por mucho tiempo, hasta que el número de demonios disminuyó y estos se vieron obligados a huir…
-Genial… ahora nos vas a presumir esto ¿no?- dijo Keidis, con todo el sarcasmo que pudo reunir, pero Arnes no dijo nada, solo siguió caminando en la dirección en la que había visto la luz, su mente estaba revuelta con ideas de lo mucho que su vida había cambiado, como por ejemplo, el hecho de estar acompañado por cuatro individuos con el mismo objetivo que el.
-¡Cuidado, Arnes!- oyó decir a Jinn, cosa que le dio el suficiente tiempo para moverse antes de que una flecha dorada chocara contra el suelo y lo hiciera explotar en pedazos.
Arnes miró hacia arriba, y lo que vio lo sorprendió igual que a todos los demás… pues había un ángel con alas y armadura blancas, que sostenía un arco y una flecha con toda la intención de atacar de nueva cuenta, el joven reconoció de inmediato el tono azul único en sus ojos.
-Kayleena…- susurró Arnes, mientras se preparaba para defenderse, ella bajó a nivel de tierra y apuntó hacia el, ante la mirada expectante de todos los demás.
-¿Qué estás haciendo aquí?-preguntó el, mientras Kayleena le respondía con autentico desprecio-tenemos una cuenta pendiente y no me rendiré hasta que termine contigo.-
-No lo entiendo-dijo Arnes-¿no sabes nada de la profecía?-Kayleena se limitó a disparar la flecha que sostenía, que pasó muy cerca de la cara de Arnes-¿tratas de confundirme? ¡Pues no funcionará!-Arnes usó ese momento para atacar a Kayleena, ella se defendió del golpe, pero la fuerza del joven hizo que sus pies derraparan y eso hizo que se estrellara contra el árbol detrás de ella.
-¡¿eso es todo lo que tienes?!-le espetó ella, el odio estaba aferrado como una enredadera en su dulce voz, y cada vez que Arnes la miraba a los ojos, helaba su sangre.
Pero en el momento en que ella iba a contraatacar, una criatura demoniaca, con la forma de un zorro, atacó a Kayleena, quien no pudo defenderse, y terminó siendo mordida en el brazo, ante la mirada expectante de todos.
Su reacción fue la de golpear al demonio con el puño, cosa que le hizo soltarla y perderse en el bosque, el ángel miró con rencor a Arnes, congelando su alma, para después levantar vuelo y desaparecer en la noche.
Arnes se quedó mirando al cielo unos instantes, meditando el porque era que ella no lo escuchaba, por que lo odiaba de esa manera, el hecho es que durante la pelea vio más de esas imágenes borrosas en su mente, esta vez, una de las figuras estaba tirada en el suelo, a punto de ser liquidado por el arma del otro…
Pero mientras trataba de entender el significado de esos borrosos recuerdos, oyó a Jinn decir “miren”, mientras señalaba en una dirección en el bosque.
Ahí estaba el zorro demonio que mordió a Kayleena, aun con sangre en el hocico, y al tiempo en que lo detectaban, huyó dentro de la obscuridad.
-Sigámoslo- dijo Keidis, al tiempo que se ponían en marcha, sin tener idea de lo que les esperaba.
Jinn de helios- Cantidad de envíos : 59
Fecha de inscripción : 22/02/2008
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