Capitulo 27: Poder Oculto
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Capitulo 27: Poder Oculto
El ejercito de demonios tenía rodeado al grupo que se había internado en las profundidades del infierno, Arnes estaba considerando su plan, sobre cada detalle, y cada movimiento, no sería nada fácil, sobre todo por que quizás equivalía al suicidio, pero no tenía muchas opciones…
-Cúbranme-dijo Arnes sin pensar, sus compañeros no entendieron hasta un momento después.
-¿Cubrirte de que?-preguntó Keidis, pero Arnes le dio una respuesta inesperada. Comenzó a correr entre los demonios, que le lanzaban ataque tras ataque, tratando de sacar provecho de su precipitado movimiento, los demás defendieron a Arnes como pudieron, puesto que no les había dado ninguna referencia en su plan, Arnes siguió avanzando, atacando y defendiéndose de los demonios, hasta llegar al otro lado del mar de muerte.
Arnes pensó que era más una vana esperanza a un verdadero plan la primera vez que se le ocurrió, pero ahora que lo veía, casi no pudo creerlo, los cadáveres eran tan hábiles peleando, que uno no hubiera imaginado que sus piernas eran tan débiles, al punto de no poder voltearse con agilidad, Arnes estuvo a punto de atacarlos mientras trataban de encararlo, sin embargo, el demonio vigilante de Meldak lo derribó, tratando de morderlo con sus enormes colmillos, Arnes hizo distancia usando sus piernas, tomó sus katanas y las atravesó en el cuerpo del demonio, quien soltó un sonido parecido a un chillido…
-No viste venir eso…-dijo Arnes, pero aún así, el demonio luchaba por atrapar al joven, no pasó mucho antes de que este se hartara, tomara su espada, y decapitara al demonio…
Arnes volvió a enfocarse en eliminar a los demonios, cruzando de vuelta hacia donde sus compañeros, se detuvo en el centro, donde algunos miraban donde estuvo Arnes y hacia el trío que peleaba por su vida, Arnes hizo gala de todos los movimientos que había adquirido a través de los siglos y lo poco de memoria en su pasada vida, eliminando a tantos cadáveres como le fue posible antes de continuar adelante junto con los demás…
-Buen movimiento…-dijo Jinn, mirando como el número de demonios se había reducido después del asalto de Arnes.
-No has visto nada aún…-replicó Arnes, volviendo a flanquear a los cadáveres andantes y eliminando a todos los que habían escapado la última vez al filo de sus katanas, Meldak no parecía sorprendido en lo absoluto, de hecho, parecía haber esperado todo el tiempo que sus soldados fueran derrotados.
-¿Que más tienes?-preguntó Arnes, burlándose de los demonios que acababa de eliminar.
-Esto acaba de comenzar, más te vale no confiarte-replicó Meldak, con esta advertencia, los dos perros que estaban echados a los lados de su amo se levantaron gruñendo amenazadoramente, mostrando sus dientes amarillentos y el brillo maligno de sus ojos, ambos eran enormes, por lo menos de metro y medio, su piel tenía las señales de la descomposición mientras aún respiraban.
-Ataquen-ordenó Meldak, entonces los dos canes comenzaron a correr a gran velocidad contra Arnes, quien los esperó hasta que estuvieron a cierta distancia de el, pero los perros eran rápidos y se movían erráticamente al atacar, el primero embistió a Arnes sin que este lo viera venir, el segundo lo arrinconó contra un árbol sobre sus patas traseras y comenzó a morder y a ladrar frente a la cara de Arnes, quien no podía repelerlo, era como si lo estuviera atacando un oso…
El otro demonio pasó al otro lado del árbol, y comenzó a empujarlo con sus patas, hasta derribarlo, el primer perro se lanzó a un lado antes de que se derrumbara y Arnes también tuvo que saltar para que no lo aplastaran.
Pero aún no se había terminado, Arnes lanzaba ataques relampagueantes a los dos demonios que se acercaban por cualquier ángulo, a pesar de sus esfuerzos, los demonios seguían sin un rasguño. Arnes sabía que tarde o temprano iba a cansarse, pero no tenía idea de cómo evitar que esas fieras lo redujeran a pedazos, la cosa empeoró cuando los demonios intentaron algo nuevo…
Uno de ellos se acercó rápidamente a Arnes y se levantó en sus dos patas para tratar de morder a Arnes, quien no podía defenderse ante la fuerza del demonio, y menos cuando el otro apareció a su espalda y le mordió el hombro. Arnes apretó los dientes ante el intenso dolor, mientras buscaba una manera de escapar a la situación, Meldak reía con su voz profunda y amenazadora, todo terminaría en un momento, porque el intruso nunca se podría quitar de encima a los perros…
Se oyó un estallido y uno de los perros cayó herido al suelo, Arnes pateó en el estomago al segundo, a riesgo de que su enorme fuerza lo derribara, y lo repelió lo suficiente para voltear al lugar del que la explosión había venido…
-No esperabas que me quedara sin hacer nada ¿verdad?-dijo Keidis, mientras guardaba la pistola que aún humeaba, y sacaba su espada de la funda.
Arnes de hecho no lo esperaba, pero asintió en señal de agradecimiento y miró a los demonios, uno de ellos cojeaba de su pata derecha, donde la bala de Keidis había impactado, eso no evitaba que siguiera gruñendo y ladrando, con una amenaza mortal en espera de ser cumplida.
Keidis se situó a un lado de Arnes, mirando a Meldak, a la espera de que este se levantara y mantuviera la ventaja a su favor, pero el no se movió, seguía tan impasible como lo habían visto desde el principio.
Los perros volvieron al ataque, pero Keidis los burlaba con facilidad transportándose a otro lado y golpeándolos desde ángulos inesperados, para Arnes, la ayuda no venía mal, solo estaba algo desconcertado acerca de quien le había ayudado, lo hubiera visto venir de Jinn, incluso de Karen, pero jamás hubiera pensado que el demonio cazador se uniera al combate con el.
Keidis estaba terminando de lanzar una tremenda patada al costillar del demonio, cuando resultó ser que el otro abría de par en par su mandíbula y disparaba una esfera de energía negra, que iba como un misil sobre el demonio, la esquivó, pero ambos perros siguieron atacando una y otra vez con la misma técnica, Arnes fue golpeado y repelido en el aire, hasta chocar pesadamente con el suelo, y Keidis, distraído en evadir los ataques, no se dio cuenta de que el otro demonio lo adelantaba y le acomodaba un fuerte golpe en la cara con su enorme pata.
Arnes se levantó apoyado en una de sus katanas invisibles, ya se había cansado de todo esto.
Uno de los demonios lanzó un ataque más, y Arnes lo esperó preparando sus espadas para su mejor ataque…
-¡Espejo Infernal!-Arnes introdujo la energía del ataque en sus katanas, se preparó, y con un movimiento que cortó el aire, la esfera de energía obscura regresó rápidamente contra su creador, con más fuerza de la que había tenido, golpeó a ambos demonios y los azotó contra la puerta del infierno, Keidis sonrió y Arnes mantuvo la guardia, por si no había sido suficiente.
Que de hecho, no fue suficiente, los dos demonios se levantaron con un gesto pesadillesco, sus dientes afilados reflejaban la muerte sobre los demás, para colmo, Meldak ni siquiera había intentado un ataque cuando Keidis y Arnes ya estaban usando lo mejor en su repertorio.
-Se los voy a decir de una vez-comenzó Meldak, levantando sus brazos en un gesto de magnificencia-ríndanse ahora, y sus muertes serán rápidas y sin dolor-
-Arnes iba a contestar, pero Keidis se le adelantó con su habitual actitud-¡¿Quieres matarnos?! ¡Entonces pelea tu mismo!-le gritó Keidis, señalándole que se acercara con su dedo índice, Meldak no dijo nada, ni siquiera se inmutó ante la amenaza, en lugar de eso, hizo un gesto con su mano, indicando a los demonios que regresaran al ataque…
-Sin piedad…-anunció Meldak, mientras sus demonios volvían al ataque, con mayor velocidad si cabe, y tratando de derribar a los dos guerreros.
-¡Tormenta de Acero!-Keidis atacó al demonio con increíble velocidad, pero este era demasiado rápido, y no hubo manera en que lo golpeara ni una vez, Arnes peleaba con el que había sido herido por Keidis, y aún así, golpearlo se había vuelto un asunto más de suerte que de combate.
-Nunca van a poder ganarles-dijo Meldak, cualquiera hubiera adivinado que estaba sonriendo-Solo se volverán su alimento…-
Arnes sabía que no exageraba, se les agotaban las energías y las ideas, si tan solo pudiera saber como vencer a esos demonios, o si pudiera moverse más rápido que ellos, pero esas posibilidades estaban fuera de lugar ahora.
Arnes se concentró demasiado en sus pensamientos y consiguió que uno de los perros demonio lo mordiera en la pierna, soltó un quejido cuando la infame bestia retorció sus mandíbulas, con toda la intención de arrancársela, Arnes le soltó un golpe con sus katanas, haciendo que retrocediera, el perro consiguió dos marcas justo en su cara, y se alejó un poco de Arnes entre lamentos de dolor, No encontraba manera de vencerlos, eran muy resistentes…
Pero a Keidis se le ocurrió un plan, puesto que ambos demonios volvieron al ataque en dirección a Arnes, Keidis se transportó junto a su compañero, lo transportó a otro lado, y dejó un pequeño artefacto en el suelo, en cuanto los dos perros se acercaron sin poder frenar a causa de la rapidez del suceso, el aparato explotó en una nube de llamas purpuras…
-¡Que tal!-exclamó Keidis, mientras sonreía-¡Pensé que eran más fuertes!-
Arnes tardó en darse cuenta de lo que había pasado, ya que Keidis no le había dicho nada, se dio cuenta de que a través del humo, los servidores de Meldak se levantaban trabajosamente del suelo. Seguían gruñendo amenazadoramente, pero parecía que la explosión los había debilitado en gran medida, y ya no parecían en condiciones de luchar…
-¡Maldito! ¡No voy a perdonarte por eso!-rugió Meldak, al tiempo que se levantaba con gesto majestuoso de su trono, al ver a su señor de pie, los perros cavaron a gran velocidad un agujero en la tierra, en el momento en que Arnes pensaba acabar con ellos, un momento después, el cenagoso suelo a los lados del demonio guardián comenzó a abrirse, mientras los perros asomaban lentamente su putrefacto ser a través del pantano.
-Cúbranme-dijo Arnes sin pensar, sus compañeros no entendieron hasta un momento después.
-¿Cubrirte de que?-preguntó Keidis, pero Arnes le dio una respuesta inesperada. Comenzó a correr entre los demonios, que le lanzaban ataque tras ataque, tratando de sacar provecho de su precipitado movimiento, los demás defendieron a Arnes como pudieron, puesto que no les había dado ninguna referencia en su plan, Arnes siguió avanzando, atacando y defendiéndose de los demonios, hasta llegar al otro lado del mar de muerte.
Arnes pensó que era más una vana esperanza a un verdadero plan la primera vez que se le ocurrió, pero ahora que lo veía, casi no pudo creerlo, los cadáveres eran tan hábiles peleando, que uno no hubiera imaginado que sus piernas eran tan débiles, al punto de no poder voltearse con agilidad, Arnes estuvo a punto de atacarlos mientras trataban de encararlo, sin embargo, el demonio vigilante de Meldak lo derribó, tratando de morderlo con sus enormes colmillos, Arnes hizo distancia usando sus piernas, tomó sus katanas y las atravesó en el cuerpo del demonio, quien soltó un sonido parecido a un chillido…
-No viste venir eso…-dijo Arnes, pero aún así, el demonio luchaba por atrapar al joven, no pasó mucho antes de que este se hartara, tomara su espada, y decapitara al demonio…
Arnes volvió a enfocarse en eliminar a los demonios, cruzando de vuelta hacia donde sus compañeros, se detuvo en el centro, donde algunos miraban donde estuvo Arnes y hacia el trío que peleaba por su vida, Arnes hizo gala de todos los movimientos que había adquirido a través de los siglos y lo poco de memoria en su pasada vida, eliminando a tantos cadáveres como le fue posible antes de continuar adelante junto con los demás…
-Buen movimiento…-dijo Jinn, mirando como el número de demonios se había reducido después del asalto de Arnes.
-No has visto nada aún…-replicó Arnes, volviendo a flanquear a los cadáveres andantes y eliminando a todos los que habían escapado la última vez al filo de sus katanas, Meldak no parecía sorprendido en lo absoluto, de hecho, parecía haber esperado todo el tiempo que sus soldados fueran derrotados.
-¿Que más tienes?-preguntó Arnes, burlándose de los demonios que acababa de eliminar.
-Esto acaba de comenzar, más te vale no confiarte-replicó Meldak, con esta advertencia, los dos perros que estaban echados a los lados de su amo se levantaron gruñendo amenazadoramente, mostrando sus dientes amarillentos y el brillo maligno de sus ojos, ambos eran enormes, por lo menos de metro y medio, su piel tenía las señales de la descomposición mientras aún respiraban.
-Ataquen-ordenó Meldak, entonces los dos canes comenzaron a correr a gran velocidad contra Arnes, quien los esperó hasta que estuvieron a cierta distancia de el, pero los perros eran rápidos y se movían erráticamente al atacar, el primero embistió a Arnes sin que este lo viera venir, el segundo lo arrinconó contra un árbol sobre sus patas traseras y comenzó a morder y a ladrar frente a la cara de Arnes, quien no podía repelerlo, era como si lo estuviera atacando un oso…
El otro demonio pasó al otro lado del árbol, y comenzó a empujarlo con sus patas, hasta derribarlo, el primer perro se lanzó a un lado antes de que se derrumbara y Arnes también tuvo que saltar para que no lo aplastaran.
Pero aún no se había terminado, Arnes lanzaba ataques relampagueantes a los dos demonios que se acercaban por cualquier ángulo, a pesar de sus esfuerzos, los demonios seguían sin un rasguño. Arnes sabía que tarde o temprano iba a cansarse, pero no tenía idea de cómo evitar que esas fieras lo redujeran a pedazos, la cosa empeoró cuando los demonios intentaron algo nuevo…
Uno de ellos se acercó rápidamente a Arnes y se levantó en sus dos patas para tratar de morder a Arnes, quien no podía defenderse ante la fuerza del demonio, y menos cuando el otro apareció a su espalda y le mordió el hombro. Arnes apretó los dientes ante el intenso dolor, mientras buscaba una manera de escapar a la situación, Meldak reía con su voz profunda y amenazadora, todo terminaría en un momento, porque el intruso nunca se podría quitar de encima a los perros…
Se oyó un estallido y uno de los perros cayó herido al suelo, Arnes pateó en el estomago al segundo, a riesgo de que su enorme fuerza lo derribara, y lo repelió lo suficiente para voltear al lugar del que la explosión había venido…
-No esperabas que me quedara sin hacer nada ¿verdad?-dijo Keidis, mientras guardaba la pistola que aún humeaba, y sacaba su espada de la funda.
Arnes de hecho no lo esperaba, pero asintió en señal de agradecimiento y miró a los demonios, uno de ellos cojeaba de su pata derecha, donde la bala de Keidis había impactado, eso no evitaba que siguiera gruñendo y ladrando, con una amenaza mortal en espera de ser cumplida.
Keidis se situó a un lado de Arnes, mirando a Meldak, a la espera de que este se levantara y mantuviera la ventaja a su favor, pero el no se movió, seguía tan impasible como lo habían visto desde el principio.
Los perros volvieron al ataque, pero Keidis los burlaba con facilidad transportándose a otro lado y golpeándolos desde ángulos inesperados, para Arnes, la ayuda no venía mal, solo estaba algo desconcertado acerca de quien le había ayudado, lo hubiera visto venir de Jinn, incluso de Karen, pero jamás hubiera pensado que el demonio cazador se uniera al combate con el.
Keidis estaba terminando de lanzar una tremenda patada al costillar del demonio, cuando resultó ser que el otro abría de par en par su mandíbula y disparaba una esfera de energía negra, que iba como un misil sobre el demonio, la esquivó, pero ambos perros siguieron atacando una y otra vez con la misma técnica, Arnes fue golpeado y repelido en el aire, hasta chocar pesadamente con el suelo, y Keidis, distraído en evadir los ataques, no se dio cuenta de que el otro demonio lo adelantaba y le acomodaba un fuerte golpe en la cara con su enorme pata.
Arnes se levantó apoyado en una de sus katanas invisibles, ya se había cansado de todo esto.
Uno de los demonios lanzó un ataque más, y Arnes lo esperó preparando sus espadas para su mejor ataque…
-¡Espejo Infernal!-Arnes introdujo la energía del ataque en sus katanas, se preparó, y con un movimiento que cortó el aire, la esfera de energía obscura regresó rápidamente contra su creador, con más fuerza de la que había tenido, golpeó a ambos demonios y los azotó contra la puerta del infierno, Keidis sonrió y Arnes mantuvo la guardia, por si no había sido suficiente.
Que de hecho, no fue suficiente, los dos demonios se levantaron con un gesto pesadillesco, sus dientes afilados reflejaban la muerte sobre los demás, para colmo, Meldak ni siquiera había intentado un ataque cuando Keidis y Arnes ya estaban usando lo mejor en su repertorio.
-Se los voy a decir de una vez-comenzó Meldak, levantando sus brazos en un gesto de magnificencia-ríndanse ahora, y sus muertes serán rápidas y sin dolor-
-Arnes iba a contestar, pero Keidis se le adelantó con su habitual actitud-¡¿Quieres matarnos?! ¡Entonces pelea tu mismo!-le gritó Keidis, señalándole que se acercara con su dedo índice, Meldak no dijo nada, ni siquiera se inmutó ante la amenaza, en lugar de eso, hizo un gesto con su mano, indicando a los demonios que regresaran al ataque…
-Sin piedad…-anunció Meldak, mientras sus demonios volvían al ataque, con mayor velocidad si cabe, y tratando de derribar a los dos guerreros.
-¡Tormenta de Acero!-Keidis atacó al demonio con increíble velocidad, pero este era demasiado rápido, y no hubo manera en que lo golpeara ni una vez, Arnes peleaba con el que había sido herido por Keidis, y aún así, golpearlo se había vuelto un asunto más de suerte que de combate.
-Nunca van a poder ganarles-dijo Meldak, cualquiera hubiera adivinado que estaba sonriendo-Solo se volverán su alimento…-
Arnes sabía que no exageraba, se les agotaban las energías y las ideas, si tan solo pudiera saber como vencer a esos demonios, o si pudiera moverse más rápido que ellos, pero esas posibilidades estaban fuera de lugar ahora.
Arnes se concentró demasiado en sus pensamientos y consiguió que uno de los perros demonio lo mordiera en la pierna, soltó un quejido cuando la infame bestia retorció sus mandíbulas, con toda la intención de arrancársela, Arnes le soltó un golpe con sus katanas, haciendo que retrocediera, el perro consiguió dos marcas justo en su cara, y se alejó un poco de Arnes entre lamentos de dolor, No encontraba manera de vencerlos, eran muy resistentes…
Pero a Keidis se le ocurrió un plan, puesto que ambos demonios volvieron al ataque en dirección a Arnes, Keidis se transportó junto a su compañero, lo transportó a otro lado, y dejó un pequeño artefacto en el suelo, en cuanto los dos perros se acercaron sin poder frenar a causa de la rapidez del suceso, el aparato explotó en una nube de llamas purpuras…
-¡Que tal!-exclamó Keidis, mientras sonreía-¡Pensé que eran más fuertes!-
Arnes tardó en darse cuenta de lo que había pasado, ya que Keidis no le había dicho nada, se dio cuenta de que a través del humo, los servidores de Meldak se levantaban trabajosamente del suelo. Seguían gruñendo amenazadoramente, pero parecía que la explosión los había debilitado en gran medida, y ya no parecían en condiciones de luchar…
-¡Maldito! ¡No voy a perdonarte por eso!-rugió Meldak, al tiempo que se levantaba con gesto majestuoso de su trono, al ver a su señor de pie, los perros cavaron a gran velocidad un agujero en la tierra, en el momento en que Arnes pensaba acabar con ellos, un momento después, el cenagoso suelo a los lados del demonio guardián comenzó a abrirse, mientras los perros asomaban lentamente su putrefacto ser a través del pantano.
Última edición por Devil Arnes el Miér Jul 08, 2009 11:41 am, editado 2 veces (Razón : Error de nombre y numeración)
Jinn de helios- Cantidad de envíos : 59
Fecha de inscripción : 22/02/2008
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